sábado, 28 junio 2025
sábado, 28 junio 2025

Cruce a Colonia

Muchas olas

A la mañana siguiente zarpamos bien temprano desde el puerto de San Isidro hasta la boya cercana al puerto, lugar donde entre esa boya y una lancha del club se formó una línea imaginaria que es la línea de largada.

Luego de dar vueltas con el barco por el área cercana a dicha línea, y tratando de no chocarnos con los otros barcos, esperamos el aviso de partida. Los minutos que anteceden a una largada son de suma tensión, porque hay que calcular estar en una posición lo más cercana a la línea de largada, a la máxima velocidad y con lugar suficiente para atravesarla sin ser encerrado por otro barco, para lo cual hay que conocer el reglamento y calcular muy bien la trayectoria del barco, el viento, la velocidad, el tiempo restante en minutos y a ultimo momento en segundos como para hacer una buena partida. Y tener especial cuidado en los que se toman muy en serio esto y te ponen el barco de tal manera que de aprietan contra la boya o la lancha para que no los pases.

Luego de una buena largada, creo que terceros de 12 barcos, avanzamos por el Río hacia la boya que marca el cruce libre de obstáculos del Canal Mitre (por donde circulan los grandes barcos rumbo al Paraná o desde el), situada frente al Aeroparque pero unos 4 Km río adentro. Pasar por otro lado puede significar un peligroso choque con el fondo del barco contra la tierra tirada a los costados del canal cuando lo hicieron o cuando lo limpian, todo depende de la altura de la marea en ese momento.

Ya cruzado el canal, nos dirigimos a la primera marca, que es una boya que está como a 7 km del Aeroparque y que pertenece a una dupla de boyas ( «A» y «B») que marcan el camino para cruzar el canal viniendo de río adentro.

Desde esa posición se toma rumbo 90 grados del compás (brújula marina), es decir rumbo Este exacto. El tiempo era bueno, con sol, con viento moderado, y siempre tratando de vigilar la posición de las velas y la posición del resto de los veleros. Durante el trayecto se ven varias boyas con un par de pelotas negras arriba de ellas, y las mismas indican barcos hundidos, de los que no se ve nada, pero están ahí cerca de la superficie, lo suficientemente peligrosos como para hacerte hundir si le das con el fondo a alguna torreta, luego de 3 horas estábamos a medio camino, si miraba para atrás se divisaban todavía los edificios de Buenos Aires, y al frente se divisaba el Faro de la isla Farallón, como un palito clavado en medio del río, está como a 8 km de Colonia, y ahí hay que tener cuidado porque se entra a la zona de la costa Uruguaya donde hay formaciones rocosas en el fondo del cual algunas emergen casi al ras de la superficie, por lo que hay que conocer perfectamente por donde se puede navegar sin chocar. Para ello hay que estudiar la carta náutica de la zona que se va a navegar y conocer en que posición se encuentra el barco para decidir por donde se pasa. En esta tarea ayuda muchísimo el GPS (navegador satelital, que indica exactamente la posición del navegador respecto a la tierra). Claro que con el vikingo yo solo corroboraba datos pues el conoce de memoria el trayecto.

Luego que pasamos la última isla nos espera una boya verde, la Nº 3, se la pasa por se estribor y se dobla a la izquierda para poder transponer el muelle y entrar al puerto deportivo de Colonia

Llegamos creo que cuartos. Luego de presentarnos en la Prefectura Uruguaya salimos a pasear por la ciudad y a la noche cenamos en un club un asado reparador. La noche la pasamos en cada barco durmiendo en las cuchetas, y a la mañana siguiente zarpamos rumbo a San Isidro, esta vez no era en regata.

 

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