Osman Rojas | LA PRENSA.-“Los trabajadores de la construcción tienen que ingeniárselas para poder vivir. Ya no hay trabajo en la industria y por eso deben ir a los semáforos y vender frutas, verduras o jugos. Esto es algo lamentable y reprochable desde cualquier punto de vista”.
Así definió Pedro Peña, presidente del Sindicato de la Construcción, la inoperatividad del 93% que sufre el sector y lo que hacen los trabajadores para poder sobrevivir a la crisis.
El dirigente sindical aseguró que hay una tasa de desempleo que abarca a unos 25 mil trabajadores y responsabilizó al Gobierno nacional de haber creado el escenario para que los constructores estén migrando a otros oficios.
“Lo que está pasando da tristeza y vergüenza. No puede ser que personas que le han dedicado toda la vida a esto, hoy se vean en las principales calles de la ciudad ofertando algún producto. Se perdió la calidad de vida y se ha denigrado al obrero”, lamentó Peña.
Las palabras del sindicalistas respaldan lo denunciado por el ingeniero Ronald Arias, presidente de la Cámara de la Construcción en Lara, quien dijo que el Gobierno nacional en lugar de incentivar el desarrollo lo condena.
“La paralización del sector es total y nadie asume las culpas de lo que aquí ocurre. Vivimos en un país en el que el constructor es sancionado y perseguido”, dijo.
El Sindicato de la Construcción asegura que si el sector no está parado en su totalidad es por las empresas extranjeras que hacen vida en Venezuela; sin embargo, la mayoría de contratistas nacionales ha cerrado sus puertas por la crisis.
“Trabajan sólo los amigos de los gobernantes y eso es algo que hay que solventar porque son muchos empleos que se pierden”, dijo Arias.