Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- El venezolano dejó de reír. La grave crisis económica que atraviesa el país ha robado la alegría a la gran mayoría de personas que ven con preocupación cómo la depresión y la ansiedad se instalan en una sociedad que, hasta hace unos cinco años, era reconocida como la más feliz del mundo. Preocupación, drama, desolación y tristeza es lo que invade en donde antes predominaban las sonrisas.
«Venezuela sufre del síndrome de desesperanza aprendida. La situación país hace que cada vez haya mayor desesperación y eso genera anhedonia (incapacidad de experimentar placer). Este fenómeno distorsiona a la sociedad e incrementa la cantidad de personas que sufren de depresión», comenta el doctor Marco Tulio Mendoza, médico psiquiatra.
El experto considera que la depresión en Venezuela es multifactorial pues no es sólo un tema de poder adquisitivo sino también de duelo por la desintegración de familias producto de la migración. «La sociedad sufre anhedonia y ha perdido la satisfacción que antes le daban determinadas actividades. La gente no quiere trabajar, no quiere salir a la calle y todo es producto de la grave crisis que atraviesa el país», señala.
Lo que más preocupa al doctor es el letargo en el que se encuentra la sociedad venezolana pues la gran mayoría de personas que sufren de depresión superan la enfermedad en un lapso de uno o dos meses. En Venezuela; sin embargo, este fenómeno se extiende y ya se habla de un trastorno que puede ser heredado a otras generaciones.
«Las personas no superan estas condiciones por los factores externos a los que están siendo sometidos. Hay mucha tensión por los problemas sociales que atraviesa Venezuela. Hay presión socioeconómica y una sociedad en esas condiciones es una sociedad violenta. Todo esto condiciona a que la persona viva estados depresivos porque hay familias que no tienen nada que darle de comer a sus hijos», suelta.
La escalada que sufrió el dólar la última semana ha terminado de desestabilizar a una sociedad que ha caído en desesperación pues el experto señala que con una hiperinflación como la que se sufre en estos momentos, las personas han adquirido niveles altísimos de tensión que generan serios trastornos mentales. «Estamos cayendo en estados psicóticos y la gente no encuentra las alternativas para salir de crisis. Esto se expresa en niveles de suicidio. Puede llegar un momento en que se anarquice el proceso social y eso es delicado», comenta la doctora Andrea Vásquez, psicóloga, tras ser consultada por LA PRENSA.
Según refieren los especialistas, el incremento de personas afectadas en la parte emocional se debe a la grave crisis que atraviesa el país. Gerardo Álvarez, economista, explica que estos problemas no son nuevos pues desde el 2013, los venezolanos empezaron a sentir cómo la crisis tocaba la puerta.
«Ahora se habla de un proceso de hiperinflación, pero esto no aparece de la noche a la mañana. El proceso de hiperinflación obedece a un estado de una continua y sistemática proceso de inflación. Es algo de años atrás no producto de que el dólar amanece en 22 mil bolívares (precio de la página monitor dólar el 28 de agosto). Esto es algo que se venía venir», sentencia.
El especialista comenta que los más afectados con la crisis económica son los niños y los abuelos pues los primeros necesitan balancear su alimentación para un desarrollo oportuno mientras que los segundos sufren por la falta de adquisición de medicamentos. «Cómo no va a estar deprimida la sociedad cuando una caja de pastillas vales 80 mil bolívares. Eso es más que la pensión (65 mil bolívares en algunos casos y 40 mil en otros) que cobran las personas», comenta Álvarez.
El especialista mostró su preocupación por la descomposición económica que atraviesa Venezuela y puso como ejemplo el incremento exponencial que ha sufrido el dólar paralelo en los últimos ocho meses pues esto marca los precios de productos y servicios en Venezuela. «El 02 de enero del presente año en el país se pagaban 730 bolívares por cada billete verde; hoy el dólar está en 22 mil bolívares lo que supone un incremento del 3000%. Eso descompone cualquier sociedad», señala.