viernes, 22 noviembre 2024
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Crisis de gas doméstico fortalece control social en comunidades

Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Venezuela sólo produce el 35 % del gas que requieren las familias para cocinar sus alimentos. Así lo asegura Nelsón Hernández, especialista en materia energética y miembro de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. Precisó que en promedio el país demanda 40 kBD, (miles de barriles diarios) únicamente para el llenado de bombonas, y apenas PDVSA está produciendo unos 15 kBD.

Esa cantidad deficitaria de Gas Licuado de Petróleo (GLP), que requiere el 80 % de la población que tiene bombonas, es racionado «perversamente», por el gobierno venezolano, aplicando mecanismos de control social en las comunidades más pobres, pero que más votos le han generado al PSUV en las elecciones. Así lo denunció Marisol Bustamante, politóloga y directora general de la organización civil Transparencia Ciudadana, que monitorea los servicios públicos en Lara.

Según el último informe publicado por el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos en enero 2021, Lara es el tercer estado del país con peor distribución de gas. «Sólo el 30,6% de los habitantes en Iribarren reciben gas doméstico cada tres o más meses», indica esta ONG.

Bustamante asegura que en comunidades como Los Olivos, al oeste de Barquisimeto donde habitan 800 familias, los cilindros de 10 kilos llegan cada cuatro meses, y a los ciudadanos les solicitan el Carnet de la Patria o los atienden según estén inscritos en el censo de la cajas de alimentos CLAP.

«Utilizan el censo CLAP como una política de Estado para reducir el número de bombonas que deben entregar por familia. Cuando PDVSA Gas Comunal no había pasado en calidad de comodato a ser administrada por la Gobernación de Lara, tenían establecido que una familia conformada por cinco personas, debía recibir un cilindro de 10 kilos cada 15 días. Ahora pueden pasar más de 90 días para ser atendidos, en promedio es el mismo tiempo que el gobierno tarda en entregarles los alimentos subsidiados», argumentó.

Comentó que aquellas comunidades de Barquisimeto en extrema pobreza, donde hay instaladas Bases de Misiones del PSUV, las bombona de gas de 10 kilos llegan cada 40 días, porque suelen ser comunidades vigiladas y controladas por el partido de gobierno para la movilización y participación electoral. «Hay otras comunidades en pobreza pero que las denominan zonas de silencio, que no tienen tanta incidencia política, porque son lugares señalados como opositores. Allí el servicio de gas es casi nulo o llega con menos frecuencia. Una de los municipios más afectados ha sido Palavecino, donde en 2014 y 2017 más protestas políticas contra el gobierno se registraron», manifestó. En urbanismos como Valle Hondo, parroquia José Gregorio Bastidas de esta jurisdicción, ciudadanos que tienen bombonas de 43 kilos han pasado hasta un año cocinando con leña y cocinas eléctricas porque Gas Lara no les despacha el servicio así hayan cancelado.

«Los servicios públicos son suministrados a través de mecanismos partidistas, excluyentes, discriminatorios en Venezuela, constituyendo una violación a los Derechos Humanos (DD.HH) de la población. Los DD.HH son universales, ninguna persona puede ser excluida por su vinculación política, sexo o característica de ninguna índole», exclamó Nelsón Freítez, sociólogo y coordinador de la Red de DD.HH en el estado.

Crisis estructural

Nelsón Hernández, especialista en materia energética, indicó que la crisis de gas en el país es estructural y se registra desde 2010. Esto a pesar que Venezuela es el octavo país del mundo con mayores reservas probadas de gas natural, y el primero en América Latina, con 197,1 billones de pies cúbicos de gas, según el gobierno nacional. Pero desde hace 11 años el país registra un déficit de producción de este combustible, y su población cocina en leña retrocediendo a épocas prehistóricas.

El académico contó que antes de la sanciones de Estados Unidos y de que PDVSA perdiera acceso al crédito internacional, el país llegó a importar gas a países del Medio Oriente.

«La falta de producción de GLP se debe a la caída de la producción de gas asociado al petróleo (si no hay producción de petróleo, no hay producción de gas), también es por la baja operatividad de las plantas donde se obtiene el GLP, por falta de mantenimiento, y la no operatividad de la empresa estatal Gas Comunal, que maneja más del 80 % del negocio del GLP», comentó.

El exdirector de PDVSA José Toro Hardy, explicó que el gas que se explota en Venezuela está dentro de los yacimientos junto con el petróleo. Desde 2013 la producción de petróleo ha caído, resaltando que en el año 2000 la nación produjo 3.300.000 barriles de petróleo diariamente. En febrero de 2021, PDVSA tan sólo produjo 500 mil barriles diarios, una caída del 93%.

«Hemos llegado a una destrucción masiva de la industria petrolera. Lo paradójico es que diariamente se registran colas larguísimas de gente en los barrios más pobres para tratar de obtener una bombonita, mientras ha aumentado la quema de gas de manera brutal. Durante mucho tiempo Venezuela hizo esfuerzos para reinyectar el gas a los yacimientos, o utilizarlo pero evitar que se perdiera, pero en el oriente de Venezuela lo que vemos es una quema fenomenal de gas sobre todo en los mechurrios de Punta de Mata, estado Monagas», comentó.

Sostiene que allí se queman diariamente una cantidad impresionante de gas que permitirían cubrir la demanda total del país, y eso está causando severos daños ambientales.

 

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