Osman Rojas D. | LA PRENSA de Lara – La crisis acabó con las consultas privadas. De acuerdo a lo explicado por Raúl Acevedo Gómez, presidente de la Asociación Civil de Clínicas Privadas en el estado Lara y presidente de la Clínica Acosta Ortiz, en los últimos meses el flujo de pacientes en estas instituciones ha disminuido en un 50%. La razón; el alto precio de los chequeos en la actualidad, pues en algunos centros una consulta puede costar hasta 30 dólares.
«Las consultas han disminuido por lo menos un 50%. Para algunos pacientes las consultas pueden ser de muy alto costo, para otros no, eso es algo que nos afecta», dice.
Aunque Acevedo niega el cobro de consultas en dólares (asegura que sí hay gente pagando en moneda extranjera porque cuentan con remesas y ofrece esta moneda al médico) en las calles las personas aseguran que la dolarización en los centros privados es total. «Un chequeo ginecológico cuesta 20 dólares. Con exámenes como la citología la consulta termina costado 30 billetes verdes», explicaba la señora Teresa León, ama de casa que asegura que no lleva su control semestral, pues no puede pagar esos precios. «Voy una vez al año», dice.
El tema de la dolarización de las consultas no es algo nuevo. Desde mediados del 2017 el Colegio de Médicos en el estado Lara denunció el cobro de las consultas en moneda extranjera. «Es una estrategia adoptada por los especialistas para mantener abiertos sus consultorios. Muchos se van del país porque entienden que la economía venezolana es de las más inestables del mundo», explicaba el doctor René Rivas, presidente del Colegio de Médicos en la región.
Según los datos que pudo recaudar LA PRENSA el costo de la consulta va a depender de la especialidad. Los chequeos quirúrgicos, por ejemplo, cuestan entre 15 y 20 dólares, mientras que las consultas de medicina general está en el orden de los 20 billetes americanos. Estos precios están sujetos a cambios dependiendo de si la persona debe practicarse algún examen.
Sin equipos
El tema de la operatividad es otro aspecto preocupante en los centros privados, pues cada vez que se daña un equipo tecnológico es muy cuesta arriba repararlos.
«Cuando un equipo de envergadura como un tomógrafo o resonador se daña, lo más seguro es que el equipo quede sin funcionar porque los repuestos son sumamente costosos y muy difíciles de pagar. Con esta situación los más afectados son los pacientes», explica Raúl Acevedo, presidente de la Asociación de Clínicas Privadas.
Tan delicada es la situación que atraviesan algunas clínicas que en más de un centro privado sólo se presta el servicio de la consulta, pues no hay cómo hacer exámenes.