Sin servicio de agua por tubería, cloacas, asfaltado, drenajes y mucho menos transporte público vive la comunidad «Victoria en Cristo», ubicada en la parroquia Tamaca, colindando con la vía El Trapiche, al norte de Barquisimeto.
Ya son 12 años los que tienen los habitantes de esta comunidad viviendo en medio de estas necesidades; no obstante, tratan de tener lo necesario, pero aspiran que el estado los tome en cuenta para en algún momento poder contar con los servicios públicos que debe tener toda la comunidad.
Lizziebt Hernández cuenta que apenas el pasado domingo, tres de noviembre, fue cuando comenzaron a tener el suministro de electricidad por acometida apropiada. «Antes estábamos conectados a un transformador que explotó y por eso duramos un mes y cuatro días sin suministro eléctrico, pero ya nos hicieron la colocación del poste y el transformador». El equipo cuenta con dos fases, lo que les ha permitido conectar tres calles a una y las otras tres calles a la otra, para de esta forma evitar sobrecargar el aparato y dañarlo.
Comunidad se las resuelve
El agua, al igual que en la mayoría de la zona norte de Barquisimeto, les llega a los residentes de la comunidad por cisterna la cual compran por lo menos cada 15 días, según se la necesidad de las familias en las viviendas. Para Hernández, con un tanque de mil litros para ella, su esposo y su hijo es suficiente, pero no en todas las casas vive la misma cantidad de gente. En la comunidad habitan 90 familias, de las cuales hay 80 niños, 20 adultos mayores para un total de 220 habitantes.
El precio del tanque de mil litros les sale en ocho dólares y los que sólo tienen pipas deben cancelar dos dólares por cada una, pero el suministro no es constante, debido a que los choferes deben garantizar la venta completa de lo que cargan, que son en la mayoría de los casos 9 mil litros de agua; es decir, que los vecinos deben ponerse de acuerdo para comprar agua al mismo tiempo.
Además, la llegada de los cisternas depende del clima, pues las calles son de tierra, no existen drenajes ni cloacas por lo que para sus necesidades utilizan pozo séptico. Cuando llueve el agua se queda estancada por ser un terreno plano, lo que dificulta que los camiones que distribuyen el agua lleguen a todas las viviendas y ni a las primeras calles logran surtir.
Geraldine Betancourt cuenta entre risas que la tierra es tan resbalosa que patinan cuando intentan caminar hacia algún lugar, razón por la cual cuando debe salir lo hace por la calle más próxima a la avenida, brinca la cerca y así no padece tanto al caminar.
Porque no es suficiente con tener que ingeniárselas a diario para vivir en medio de la falta de servicios básicos, también les corresponde caminar aproximadamente un kilómetro hasta el centro de Tamaca para poder tomar una unidad de transporte.
«Muchas personas piden la cola en la avenida, sobre todo en la mañana, cuando la gente sale a trabajar». Betancourt dice que la autopista El trapiche es muy transitada, pasan personas con camionetas que se paran y les dan la cola, pero no todos los conductores lo hacen, así que les toca madrugar para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo o estudio.
A pesar de que no viven en un urbanismo bien planificado y con servicios están organizados, el sector que ocupan las casas está delimitado, es de unos 10 metros por 10 metros aproximadamente, todos con el mismo espacio. La estructura y el material con el que fueron levantadas las casas varían, hay de láminas de zinc, bahareque y de bloques. Cada quien las ha levantado como ha podido, esperan que las autoridades los tomen en cuenta para ser beneficiados con la acometida de los servicios.