Al final del callejón La Cañada, en la comunidad El Turbio de la parroquia Santa Rosa, al este de Barquisimeto, tres árboles mantienen en zozobra a la comunidad, están muy altos, sus raíces expuestas y ya tres ramas han causado daños sobre las viviendas. Los vecinos aún están a la espera de la inspección del organismo correspondiente antes de que ocurra un daño mayor.
Leiskar Vásquez vive en el mismo terreno donde se encuentran los árboles, dos caracaro y un roble, y estima que deben medir entre 60 y 80 metros de altura. Desde hace tres años han solicitado ayuda para que los poden o los corten. Están ubicados en un terreno inclinado y con las lluvias las raíces cada vez quedan más expuestas y además tienen comején, lo que debilita el tronco.
Desde el pasado mes de julio, funcionarios del Cuerpo de Bomberos han revisado en dos oportunidades el terreno de Vásquez porque las ramas han caído sobre los techos de las casas. El seis de julio, la primera rama atravesó el techo y le rompió la cabeza al esposo de Zolángel Tovar, quien vivía en el lugar. Ella tuvo que mudarse porque aún hay ramas sobre la vivienda, asegura que el riesgo no es sólo de la casa donde vivía, sino de las otras aledañas.
De igual forma, en la casa de Paola Méndez pasaron un susto, pues el 9 de julio un tronco de roble se desplomó y quedo entre el baño y la cocina, ellos no se encontraban en la casa, estaban en el cumpleaños de una vecina. El estruendo se escuchó muy fuerte. Llamaron a los bomberos y ellos tuvieron que cortarlo para poder moverlo. «Es un tronco muy grande y pesado, gracias a Dios no causó daños», recalcó Méndez.
Comunidad espera respuestas
Están conscientes de que ellos no pueden hacer los cortes por cuenta propia, por lo que han ido al Ministerio del Ambiente por el árbol de roble que está protegido, pero allí les dijeron que deben hacer la solicitud al Departamento de Planificación Urbana, donde cancelaron Bs. 590 de aranceles para que Emica haga la inspección, pero hasta la fecha no han asistido y los árboles siguen siendo un riesgo para toda la comunidad. «Cuando se caigan no sabemos hacia qué lado lo hará y al ser tan altos son un riesgo», recalca Vásquez.
En la comunidad, más de la mitad de los habitantes son adultos mayores, las consecuencias al momento de otro incidente podrían ser graves.