Ana G León | LA PRENSA.- Nadie es ajeno a la crisis que atraviesa el país, eso incluye a los locales de repostería y pastelería de Barquisimeto, que pagan una millonada para poder mantener los negocios a flote. Los insumos básicos para la elaboración de tortas, como el azúcar, la mantequilla, la harina, la leche y los huevos aumentan a diario de manera desproporcionada.
Un saco de azúcar de 20 kilos “bachaqueado” pudo haber costado hace dos semanas Bs. 30 mil. Actualmente puede encontrarse entre 90 mil y 120 mil bolívares. El saco de harina regulado tiene un costo de Bs. 7 mil y en el mercado negro se consigue entre 50 y 60 mil bolívares. El precio de los huevos varía según el lugar y la zona donde se compre: el cartón de 36 puede encontrarse entre 3 mil y 3 mil 800 bolívares.
Esta alza constante en los productos hace que los negocios tengan que hacer malabares para poder subsistir.
En el caso de Rosangela Dorante, dueña de la pastelería Q’ Ponqué, manifestó que en lo que va de año no ha vendido tortas porque no consigue los materiales para prepararlas.
“Busco en distribuidoras y lo demás lo compro a los bachaqueros. Loque puedo comprar lo compro. Ahorita lo que me ayuda a mantener el negocio es la venta de velas, decoraciones para tortas y chocolates”, admitió tristemente Dorante.
En Guaros Tortas el caso es diferente. Su dueño, Jean Carlos Carucí, explicó que hace todo lo posible para mantener el negocio a flote porque no quiere verse en la tarea de despedir a ninguno de sus empleados por la falta de clientes.
Carucí indicó que de nada vale hacer un producto caro que durará unos días en el anaquel y luego se dañará. “Buscamos que nuestros precios sean lo más bajo posibles pero sin que perjudique el negocio”, dice y agrega que lo hace con la finalidad de captar clientes.
Para Eliezer Bello, dueño de Delicateses Ruth, la competencia entre negocios ya no existe, porque lo que determina el precio de los postres son “los materiales que compras para elaborarlos”. Es por esto que al menos seis negocios en la carrera 18 se han visto obligados a cerrar sus puertas, porque los precios de los insumos no les permiten ser “más competitivos”.
Daniel Jiménez, dueño de Daniel Tortas en Barrio Unión, reveló que en esa misma cuadra donde está ubicado su negocio existían seis pastelerías y por la falta de insumos la de él es la única que queda.