Anny Giménez | LA PRENSA.- “Ahora nada se bota, todo se vende”, así lo asegura Francisco Perdomo, quien es albañil y cuenta que siempre da una que otra miradita por los puestos donde venden palas, espátulas, enchufes, cauchos, plumas y otros artículos usados a precios accesibles.
“Ahora comprar en una ferretería es muy costoso por eso uno busca dónde comprar más barato para tener todo la mano a la hora de hacer un trabajo”, añadió.
Sobre la acera pelada o en un plástico son expuestas piezas variadas por quienes tuvieron que dejar sus oficios y empezar a ganarse la vida vendiendo lo que otros bo
tan.
Honorio Fernández, trabajó por años como albañil y pescador, pero al quedarse sin trabajo decidió vender sus herramientas a un conocido por el centro, quien le
ofreció que se quedara con él comprando y vendiendo de todo, lo cual hizo y ahora resuelve su día a día vendiendo diversas herramientas usadas.
Algunas veces compra piezas usadas, pero también recibe a consignación. La gente le deja lo que quiere vender y él se encarga de comercializarla. Luis Sánchez además
de vender un poquito de todo aprovecha lo que le llega para hacer modificaciones, como por ejemplo hacer funcionar un ventilador con un motor de lavadora.
Consideran que son una opción para que las personas puedan hacer algunas reparaciones. La mayoría de las personas que les llegan vendiendo las cosas son personas de
bajos recursos que necesitan algo de dinero para sobrevivir.
En una oportunidad un señor dejó en un puesto unas herramientas para poder comprar un catéter y no tenía de dónde sacar el dinero. Las piezas pueden llegar sucias y hasta un poco malas, pero los vendedores las limpian y las hacen funcionar para que las compren a un mejor precio que en las tienda, ahorrándoles hasta más del doble de su precio.