Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- La avenida Vargas de Barquisimeto se está convirtiendo en un mercado. Las aceras que hasta hace un par de años eran utilizadas para la movilización de las personas, son en estos momentos el sitio donde convergen todo tipo de vendedores ambulantes. Tarantines donde venden frutas, gente ofertando tortas de plátano, comerciantes moliendo café y empaquetando, y hasta vendedores de ropa se pueden observar en el lugar.
«Este es un muy buen punto porque pasa mucha gente. Está la parada para Cabudare y eso hace que el flujo de personas sea mayor«, comenta Aura Carrasco, mujer que se dedica a vender libros usados, pasatiempos y CD. «La gente pasa, pregunta y compra. Los precios le hacen competencia a cualquier mercado», señala.
Históricamente, la avenida Vargas ha sido una zona de mucho comercio. Hasta hace un par de años habían vendedores de frutas en cada esquina; sin embargo, esta modalidad cambió pues en estos momentos se pueden encontrar hasta personas vendiendo ropa usada en medio de la acera.
«En los mercados hay mafias y no todo el mundo puede llegar a vender. A veces hay que pagar por un cupo y para un buhonero eso es un lujo. A muchas personas no nos queda otra opción que buscar un sitio donde vender y esta es una muy buena parada», comentaba el señor Daniel Salas, vendedor de granos.
Aunque prácticamente en toda la avenida Vargas hay vendedores, el grueso de estos comerciantes se concentra en la Vargas desde la carrera 23 hasta la avenida 20. «Todos los días estamos aquí sin falta», comentaba Luis Mora, hombre que desde hace un mes llegó a la avenida. «Antes trabajaba en la Venezuela con calle 34, pero aquí se vende más», dice.
Tan comercial es la avenida Vargas, que luego de las 6:00 de la tarde las ventas continúan pues vendedores de comida rápida han fijado sus puestos allí debido al alto flujo de personas. «Hay clientes fijos que vienen acá», sostienen los vendedores.
La proliferación de vendedores ambulantes no le sienta bien a todo el mundo, pues las personas aseguran que hay cada vez menos espacio para caminar. «Ya tenemos que andar en medio de la avenida porque la acera es intransitable», decía molesta la señora Carolina Tovar.