María F. Hurtado | LA PRENSA.- De manos atadas se encuentran comerciantes árabes y chinos radicados en la carrera 21 de la ciudad de Barquisimeto, pues la grave crisis económica que tiene el país les ha afectado de forma considerable. Consultados por La Prensa han expresado que han tenido que bajar sus santamarías porque las ventas están por el piso.
Miguel Wu, encargado de un establecimiento chino, afirma que las ventas han caído en un 60 por ciento y ante esta realidad se ha visto obligado a reducir el espacio del negocio; es decir, si antes tenía cinco pasillos de productos de unos 15 metros de largo ahora tiene dos de siete metros.
Útiles escolares, maquillaje e higiene personal era lo que siempre se había vendido, pero ahora tuvo que reducir sólo a unos pocos cosméticos y una pequeña parte de la higiene.
Daniel Alcher, socio de un negocio de electrodomésticos en la carrera 21 con calles 39 y 40, cuenta que las ventas han estado mal desde el año pasado y considera que la caída oscila en un 300 por ciento. Tanto así que mantienen en exhibición la misma mercancía desde hace tiempo. “A la semana tenemos de tres a cuatro ventas”, precisó.
Alcher mencionó que al paso que van no está seguro de que acaben el año con las puertas abiertas. Y es que desde hace tres años para acá han dejado de ver las ganancias, trabajando sólo para mantener a los empleados y a ellos mismos. “Sólo en esta cuadra han cerrado unos ocho negocios”, señaló.
El hombre afirma que la realidad es que los larenses no tienen a la mano 100 millones de bolívares para comprar, por ejemplo, una nevera, porque el poder adquisitivo apenas alcanza para comer.
Por su parte, Sujaira Dipoli, ejecutivo de venta de la reconocida marca de electrodomésticos española Marea Magefesa, expresó que apenas ayer fue su primera factura del año. Aseguró que en un 100 por ciento las ventas bajaron implacablemente. “De los 8 años que tengo trabajando para esta compañía internacional, esta es la primera vez que veo un bajón tan fuerte”, dijo.
Los distribuidores de mercancía como telas, también están sufriendo pues las tiendas a las que le venden al mayor no tienen la misma demanda que en otras épocas.
Juan Aplatt, fabricante de ropa deportiva, expresa que su venta está en los municipios foráneos de la capital de Lara y desde enero no vende ni una pieza, cuando anteriormente los clientes le adquirían 3 o 7 docenas de franelas. “Así es difícil que yo mantenga la nómina de empleadas que tengo”, aseguró.