Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La vulnerabilidad de la vejez se agrava cuando los recursos son pocos o se está en condición de calle. Fue el incentivo para la conformación del comedor Dios provee «Vicente Suárez», que en la actualidad atiende hasta 50 adultos mayores en la parroquia Concepción. Necesita contar con una sede junto a mayor colaboración en insumos para la alimentación e higiene de estos beneficiados.
«Son personas que merecen un trato cordial y vivir con dignidad», señala Graciela Medina, como parte de la directiva de este proyecto que surgió en 2012 por la preocupación de egresados del liceo Ezequiel Bujanda y que se formalizó en 2015, para proveer nutrición y posibilidad de aseo personal a quienes fueron abandonados en la calle. Tenían un espacio en la cancha Bella Vista, pero desde agosto de 2023 tuvieron que retirarse. Insisten en la necesidad de una sede que pueda ser acondicionada para atender a los comensales.
Los cambios obligaron a la improvisación y acudir a la solidaridad de vecinos, por lo que desde septiembre se encuentran funcionando en los hogares de la familia Silva de la calle 51 con avenida San Vicente y en la residencia de los Medina Martínez, que está ubicada en la carrera 14 entre calles 47 y 48. Allí acondicionaron espacios para la cocina industrial y los mesones para los comensales, quienes en su mayoría están en condiciones de calle y tienen allí la posibilidad de bañarse para su aseo personal, así como reciben algunos artículos de higiene.
La prioridad es contar con una sede para retomar la atención de todo el grupo y mayor comodidad para las voluntarias que apoyan en la preparación de alimentos, así como en la mayor capacidad para baños. También quieren retomar la celebración de efemérides especiales, como Día de las Madres o del Padre, entre otras fechas especiales para compartir en hermandad.
«También llamamos a las personas de buen corazón que nos puedan seguir aportando víveres y proteína animal para nuestros abuelos«, pidió además de los productos de mayor consumo como harina, arroz, pasta, granos y verduras. Esa es la preocupación para poder asegurar el almuerzo completo, con jugo, un cereal como fororo o avena, además del cafecito. Un apoyo que puede asegurarles volver a ofrecerles almuerzo y cena, tal como podían hacerlo durante los primeros años del servicio, entendiendo que la necesidad es cada vez mayor.
Medina recuerda esa mano amiga extendida no solamente para saciar el hambre con comida, sino la alimentación espiritual y emocional, cuando les organizan actividades recreativas para contribuir con su calidad de vida. Para tal fin han contado con el apoyo del Club Familia, dispuesto para organizar eventos profondos o acompañar a los abuelos para mejorar su autoestima. «El alimento también es emocional, así lo hemos entendido», exclamó y agradece las palabras de aliento, capaces de levantar a estas personas agotadas por las adversidades de la vida.
La sede también permitiría mayor comodidad para organizar jornadas médicas permanentes, con la participación del equipo médico egresado de promociones bujandistas y así contribuir con los chequeos de quienes ni siquiera cuentan con familiares pendientes de su salud.
Interesados en colaborar pueden contactarlos a los teléfonos 0424 – 5208389 o 0424 – 5949789. También pueden dirigirse a las casas de las familias que prestan sus espacios.