viernes, 22 noviembre 2024
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CLAP generan más desespero

José Miguel Najul | La Prensa-. Mientras la desesperación se apodera del pueblo venezolano traduciéndose en saqueos y violencia, el Gobierno está uti­lizando mecanismos de distri­bución de alimentos a través de los cuales tratan de manejar una situación de la que ya per­dieron el control.

Lo señala Marisela Cuevas, economista, quien considera que la inclusión de los Conse­jos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) no son la solución al conflicto de abaste­cimiento.

Para ella Venezuela atraviesa por un proceso de “estanfla­ción” que es la situación que se presenta cuando coinciden una elevada tasa de inflación y una fuerte caída del ritmo de crecimiento económico, provo­cando escasez y malestar en la población. Cuevas, docente de la cátedra de Macroeconomía, sostiene que el Estado ha reincidido de manera sistemática en la toma de medidas desacertadas, y mientras lo sigan haciendo, ni la violencia, ni los saqueos, ni la escasez se van a terminar de disolver.

Por eso, considera que más temprano que tarde, quien esté en el Gobierno tendrá que re­currir a financiamiento inter­nacional para poder sostener las necesidades de la pobla­ción; sin embargo, estará obli­gado tomar medidas contun­dentes que harán añicos sus popularidad.

¿Por qué dice que el Gobier­no perdió el control?
-Porque han preferido atacar las consecuencias en lugar de enfocarse en las causas del problema que se está pade­ciendo (…) Frente a la escasez, la irracionalidad de la gente lle­ga a niveles que no se puede controlar ni por parte de los funcionarios de seguridad, co­mo los saqueos, que cada vez son más frecuentes.

¿No cree que programas co­mo los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) puedan mejorar la dis­tribución?
-Pienso que el hecho de que existan los CLAP, es el recono­cimiento de que la política eco­nómica del Gobierno ha fraca­sado. Vivimos en el único país en el que el Estado se dedica a repartir bolsas de comida a sus habitantes, en lugar de promo­ver la producción para generar abastecimiento.

¿Por qué cree que lo hacen?
-Han preferido atacar las con­secuencias de la escasez, en lu­gar de enfocarse en las causas,
que son las políticas económi­cas que han impulsado, ahu­yentando al sector privado.

¿Mecanismos desesperados?
-Sí, son para tratar de mante­ner un control que ya no tie­nen. Y eso genera más deses­pero en la población.

¿Cómo llegamos a esta situa­ción de saqueos por la escasez?
-Esto se ha gestado desde ha­ce mucho tiempo. Hay una po­lítica de minimizar el sector privado de la economía. Es el producto de las expropiaciones y de ir en contra del sector pri­vado, mientras el Estado quie­re asumir funciones que no son su competencia.

¿Cuál sería, a su juicio, el ini­cio de una solución?
-Sincerar los valores de la eco­nomía venezolana.

¿De qué manera pueden sin­cerar la economía?
-Desmontando las diversas tasas de cambio que existen ac­tualmente en el país.

Pérez Abad lo anunció, ya el precio del mercado oficial de Divisas Complementarias (Di­com) se acerca al paralelo…
-Sí, hay un deslizamiento del Dicom hacia el precio del dólar paralelo. Nadie sabe de qué manera, ni a través de qué oferta y demanda, porque hay muy poco acceso a ese merca­do.

¿Por qué considera que el Go­bierno insiste en este tipo de medidas?
-En los países en los que ocu­rren estas situaciones, con mo­delo de corte comunista, la parte final de sus modelos es ésta que vive Venezuela. Al no cambiar el modelo, se usa lo que tienen a la mano.

¿No estimular el Gobierno con la importación de materia prima?
-No lo termina de hacer. Ac­tualmente el Gobierno ha anunciado que importará ma­teria prima; sin embargo, el 70% se la quedarán ellos, para la distribución en los CLAP, y el resto para quienes deseen comprar en otras redes. Eso más que resolver el problema lo va a acrecentar.

¿Históricamente el empresa­rio no ha sido más un depreda­dor de los dólares del Estado que un productor?
-Y en este período se exacer­baron los males anteriores. La lógica económica determina el comportamiento de quienes invierten.

En este escenario, en donde la solución pasaría por desa­rrollar un tejido productivo de­vastado, sin los dólares para hacerlo, ¿por dónde se empie­za?
-En economía no hay recetas. No tenemos cifras por la opaci­dad propiciada por el BCV. Creo que la solución empieza por buscar un acuerdo nacio­nal, para trabajar por un mis­mo objetivo: que el país salga hacia delante.

¿Y funciona un acuerdo sin recursos?
-El gobierno no tiene los re­cursos para invertir, es verdad. Por eso es que en algún mo­mento deberán recurrir a prés­tamos internacionales.

¿Quién podría darle un prés­tamo a Venezuela a estas altu­ras?
-Sí los hay. Está el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, que pueden aportar recursos para una recuperación econó­mica de Venezuela.

¿Y aceptar esos créditos no es empeñar al país?
-No lo es. Hay un préstamo, que se otorga con unas condi­ciones. Intuyo que la primera de ellas será apretar el cintu­rón para no gastar más de lo que ingrese. El populismo, la nómina hipertrofiada del Esta­do, se deberán eliminar.

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