Osman Rojas|LA PRENSA.- Un letrero pegado en la puerta que dice “cerrado por órdenes del doctor Juan Carpio” es la imagen que se llevan las personas que van al laboratorio de órtesis y prótesis en el Centro de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Central.
Sin razón aparente, el área fue cerrada el pasado 23 de enero. Según relata el técnico Pastor Suárez, la puerta estaba cerrada y sellada para evitar que el personal ingresara. Le colocaron una nueva cerradura y los trabajadores se tuvieron que quedar afuera.
“Nadie nos explicó nada. Sólo me dijeron que teníamos que dejar el edificio. Todo el problema se debe a que nosotros estamos aquí por pertenecer a la Misión José Gregorio Hernández”, dijo muy molesto el señor Suárez.
El técnico relata que esta es la segunda vez que son sacados de la noche a la mañana del centro. En el 2013, los trabajadores se vieron en la obligación de dejar el recinto por diferencias con la directiva.
“Este es nuestro lugar de trabajo, nuestras herramientas están allí adentro. Iremos a la Defensoría del Pueblo y pelearemos con basamentos legales, esto no se puede quedar así”, dijo Suárez.
Tras el cierre del servicio, el Hospital Central dejaría de hacer en promedio unas 200 plantillas en un mes. Los más afectados con esta situación son los niños, pues el servicio aporta el 30 por ciento de las prótesis utilizadas en el pediátrico.
Para no dejar sus puestos de trabajo, el personal del centro sigue atendiendo a los pacientes en el pasillo de la institución; sin embargo, la producción está parada en un 100 por ciento, según denunciaron los técnicos.