William Croes | LA PRENSA.- Se le va la vida en una cola. A Luis Perdomo le rodaban por la frente las gotas de sudor mientras aguardaba dentro de su buseta. El señor duró hora y media para llenar el tanque del vehículo que es su fuente de trabajo. Las fallas en la distribución de gasolina comienzan a afectar al sector transporte.
Perdomo estaba estresado, con hambre, y preocupado porque no le iba a alcanzar el tiempo para cubrir las vueltas necesarias para hacer la tarifa diaria. La kilométrica cola le quitó tiempo valioso, justo en la hora pico, la que le genera mayores dividendos y más en estos tiempos, cuando en la bodega se consigue un kilo de harina en 2 mil bolívares.
“No pude equipar en la noche y rodé con los vapores casi toda la mañana hasta que temí quedarme accidentado”, expresa Perdomo, quien a duras penas alcanzó a llegar a la estación de servicio de la carrera 24 con calle 42, justo frente al terminal de pasajeros.
En un recorrido que hizo el equipo reporteril por las estaciones de servicio de la Argimiro Bracamonte (este), avenida Las Industrias, Pedro León Torres y Cabudare se comprobó que se mantienen las colas del mismo tamaño. Las personas se mantienen zozobra y la falta de información oficial no genera la calma que es necesaria en estos momentos de apremio.
Conductores particulares comienzan a tomar ligeras previsiones como por ejemplo circular estrictamente lo necesario y hasta circular con el aire apagado para consumir menos combustible. Pero esto no aplica para los transportistas, quienes tienen que salir todos los días a la calle para buscar el pan, si se quedan en casa no hay plata, si hacen cola en estaciones pierden vueltas.