Osman Rojas | LA PRENSA.- La crisis que atraviesa el sector salud a nivel nacional golpea con dureza a centros especializados como el Hospital Psiquiátrico de El Pampero o el Servicio Autónomo de Oncología (SAO). Desde que arrancó el año, los medicamentos o reactivos a estas instituciones han llegado de manera intermitente.
Hasta el 31 de agosto de este año, el Ministerio de Salud había enviado anticonvulsivos al Hospital Psiquiátrico dos veces nada más, lo que ha llevado al centro médico a depender de las donaciones o los trueques que se realizan con otras instituciones.
“Necesitamos un flujo constante de medicamentos porque el tratamiento de los pacientes no puede verse interrumpido por problemas políticos. Hay una negligencia por parte del ministerio y de las autoridades regionales que no establecen los canales necesarios para atender a una población que está completamente desasistida”, lamentó una de las enfermeras que labora en El Pampero que no quiso revelar su nombre por seguridad.
La fuente asegura que de los 76 pacientes internados en El Pampero, sólo 37 cumplen a cabalidad el régimen médico que deben sostener para mantenerse estable, esto debido a que sus familiares consiguen los medicamentos afuera.
“Gracias a Dios las personas son conscientes y entienden que la escasez de medicamentos es un problema que escapa de nuestras manos. El personal de esta institución está listo para trabajar las 24 horas del día, pero sin medicamentos se nos hace muy cuesta arriba”, lamenta la enfermera.
Un escenario parecido se vive en SAO. Diariamente, los pacientes que asisten al centro de oncología se quejan por las condiciones en las que está el servicio y aseguran que en exámenes médicos se gastan hasta 10 mil bolívares.
“Las consultas aquí no son gratis. Hay serios problemas con la dotación de reactivos y ya los equipos se están dañando. Cada vez que vengo a consulta debo hacerme los exámenes afuera y en eso gasto un realero. El tomógrafo se dañó y ahora hay que pagar 20 mil bolívares en una clínica para un examen especializado”, cuenta Ermilda Rodríguez, quien desde hace cinco años es paciente de SAO.
Rodríguez asegura que la semana pasada no había ni alcohol en la institución y por eso hace un llamado a las autoridades competentes para que se le meta el ojo a este servicio.
“Un enfermo no puede trabajar y no podemos estar gastando tanto dinero en una consulta que en teoría es gratis”, concluyó la paciente.
Además de SAO y El Pampero, otros centros especializados como el área de Tuberculosis o Ascardio, reportan intermitencia en el suministro de reactivos e insumos médicos.