En la populosa comunidad La Carucieña de la parroquia Ana Soto, al oeste de Barquisimeto, 50 mujeres se han convertido en protagonistas del cambio. Desde diciembre de 2024, participan en un programa de formación del Centro Gumilla que promueve el liderazgo femenino y la equidad de género. En conjunto con la Iglesia católica y Fe y Alegría, enseñan estrategias y acciones para resolver problemas, como la falta de convivencia ciudadana y qué hacer con los desechos sólidos en su entorno comunitario.
«El objetivo es que las mujeres líderes de la comunidad desarrollen competencias de organización y articulación», explicó Ingrid Jiménez, politóloga e investigadora del Centro Gumilla. El programa, ejecutado en los espacios de la parroquia católica Jesús de Nazaret cada semana, se estructura en módulos en los que enseñan: equidad de género, articulación ciudadana, reconstrucción del tejido social e incidencia comunitaria. Su culminación es práctica: «Las participantes deben formular planes de acción para atender necesidades identificadas en La Carucieña», mencionó.
«Lo bonito de este proyecto es que las protagonistas son ellas. Ser parte de sus realidades, de sus diagnósticos, de sus propias decisiones sobre qué problemas abordar», resaltó Jiménez. A través de ejercicios participativos, las mujeres seleccionaron tres problemas fundamentales y diseñaron estrategias para enfrentarlas. «De esta manera se visibiliza el problema y luego se construyen alternativas de mejora y se aplican herramientas que les permitan incidir en sus comunidades y articularse con entes públicos y privados para la solución de los problemas», enfatizó.
La diversidad de edades, credos y ocupaciones de las participantes ha enriquecido el proceso. «Hay jóvenes, adultas, mayores, educadoras, amas de casa. Y eso no es fácil de lograr hoy día», subrayó Jiménez. Además del Centro Gumilla, colaboran instituciones como Fe y Alegría, las Hermanas Misioneras Médicas.
¿Por qué centrarse en mujeres? Jiménez lo deja claro: «En La Carucieña, el liderazgo femenino es fuerte. Ellas ya están organizadas, nuestra tarea es fortalecerlas». El proyecto culminará en julio de 2025, pero sus frutos esperan perdurar. Para la politóloga la clave está en la ciudadanía activa: «Conocer los derechos, saber ejercerlos y reconocer el poder que tiene una comunidad organizada. Eso es lo que buscamos».
Destacó la importancia de educar sobre ciudadanía, para que las personas sepan sus derechos fundamentales y las responsabilidades que conlleva ser parte de una comunidad; además, así se garantiza la participación activa, informada y defender los intereses del sector dentro del marco legal y social. Ejercer ciudadanía es fundamental para la democracia.
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