Estefany Figueroa | LA PRENSA.- “Vine al trabajo para justificar el sueldo, pero la verdad es que no tengo nada que vender” dice con tristeza un vendedor de la Fulgor, tienda de baterías para carros que queda en la avenida Venezuela.
Y es que en Barquisimeto hay dos escenarios a la hora de comprar acumuladores para los vehículos: uno es el de la escasez del producto luego de las visitas que ha realizado la Sundde para que regulen los precios.
“Desde que la Sundde intervino en la Duncan, no nos llegó más mercancía, y de hecho ni los proveedores han venido a cobrar la deuda pendiente”, expresó José Arrieta, encargado de un comercio de autopartes en la avenida Bracamonte cuando detalla la crisis que viven muchos vendedores.
En abril la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) decidió ajustar los precios hasta 70%, como medida preventiva, y congelar los costos de los acumuladores.
El otro panorama lo representan los pocos negocios que sí tienen baterías, pero las ofrecen a precios impagables.
Según del amperaje, modelo y marca, el precio puede oscilar desde los 24 millones de bolívares hasta los 34 millones; números que están muy por encima del salario integral de un trabajador.
Es decir, un trabajador que devenga sueldo mínimo (un millón de bolívares) debe trabajar por lo menos 24 meses continuos para adquirir una batería de 800 amperios que está en 24 millones 350 mil.
Arrieta enfatizó que los clientes lo mantienen atosigado porque llegan a su negocio y quieren comprar las baterías sin importar el precio, pero él no les puede ofrecer nada porque ni siquiera tiene el producto en existencia.
Los grandes negocios se han mantenido con sus puertas abiertas, sin embargo, el único servicio que pueden ofrecerle al público es la recarga de las mismas que varía de acuerdo a su tamaño. Una recarga cuesta 186 mil bolívares, si es una batería de pocos amperios.
En un solo lugar
El equipo de La Prensa hizo un recorrido por los principales negocios de venta de baterías y sólo en un lugar de la ciudad había. Pero para poder adquirir el producto debían realizar largas colas. Los usuarios que allí se encontraban expresaron que les están vendiendo a un precio módico muy por debajo de lo que podrían conseguirla en la calle.