Osman Rojas | LA PRENSA.- “Nosotros no bajamos la producción sino todo lo contrario, cada vez son más los platos que servimos porque cada día hay más hambre en las calles”, esas fueron las palabras usadas por Elena Rauso, mejor conocida como “Paquita”, para definir el papel que juegan hoy por hoy las casas de alimentación en el estado.
“Empezamos hace año y medio y aunque los alimentos están caros nuestro objetivo es ayudar a las personas. Dios ama a sus hijos y sus hijos tienen hambre, el deber de los que podemos es darle de comer”, dice la carismática abuela mientras saluda a todos los que pasan a su lado.
Y es que las casas de alimentación en el estado no paran de recibir gente pese a la crisis. Kilométrica son las colas que se forman a las afuera de centro como “La Ciudad de los Muchachos” y es que, según los colaboradores de la institución, la comida que allí se hace se acaba en menos de dos horas.
“Preparamos de mil 300 a mil 500 platos por día y eso vuela. Tenemos casos de presos que no tienen qué comer en las comisarías y por eso los policías vienen con tobos a buscar comida. Nosotros ayudamos al que tiene hambre porque eso es lo que Dios quiere que nosotros hagamos”, continuó “Paquita”.
Les dan la mano
“Paquita” no está sola en la misión de ayudar a quien lo necesita. Diariamente algunas iglesias, instituciones públicas o privadas se acercan a las casas de alimentación para apoyar con recursos o mano de obra. El día de ayer fue la empresa Mondelez, antigua Kraft, la encargada de llevar sus productos para colaborar.
“A nivel mundial estamos con el programa horas de impacto y hoy nos vinimos con todos nuestros productos para servirlos aquí”, dijo Eduardo Cáceres, gerente de asuntos corporativos y de gobierno.
Cáceres dijo que la empresa seguirá apoyando la labor social y no descarta suministrar de forma periódica, alimentos a estas instituciones.