Joelis Sosa | LA PRENSA.- “Hay mucha gente que está esperando que alguien haga algo para poder reaccionar, con esto mucha gente reaccionó”, dice con satisfacción Alexander Alvarado, quien comenzó la cruzada hasta Caracas el pasado jueves junto a 32 estudiantes, a los que ahora se les sumaron 10, pero por su estado de salud tuvo que retornar a Barquisimeto.
Alvarado afirma que no necesariamente se debe trancar una calle y caer en enfrentamientos para lograr “un cambio”; sino de hacer actividades que dejen un impacto, por ello ratifica que su corta participación en los “380 km por Venezuela” le dejan muy buenas enseñanzas no sólo a él sino al país entero.
Este joven de 28 años de edad es estudiante del 7mo. semestre de contaduría pública en la UCLA, cuenta que no sabía que sufría de tensión alta, pues es silenciosa y fue en su andar por la cruzada que se percató de este padecer; explica que desde el primer día su tensión no bajaba, los paramédicos y médicos que lo acompañaban se comenzaron a preocupar porque no mejoraba y por ello al segundo día de caminata lo montaban a cada media hora a un carro para hacerle un chequeo. Su tensión siempre se mantuvo elevada al igual que sus ánimos, afirma que no sintió ningún síntoma. La petición de los médicos y de todos los acompañantes era que abandonara la caminata, Alvarado se negaba rotundamente, y no fue hasta el sábado en la noche que decidió salir sin querer hacerlo.
Cuenta que su mamá se preocupó más porque se enteró de que regresaría y no a su casa. “Ella creía que yo estaba hospitalizado, me pedía que le dijera la verdad”, dice el joven, quien aprovechó la oportunidad para agradecer a los paramédicos de la UCLA y a los doctores que los acompañan, en especial al doctor que le dio hospedaje en su casa ese sábado y estuvo realizando el respectivo chequeo.
Con respecto a su corta participación en la caminata menciona que al principio tuvo mucho miedo y duda de lo que sería su andar, por lo que pasaría o de cómo serían recibidos, luego cuando llegó ese jueves al rectorado al ver a tanta gente apoyándolos, sus miedos quedaron atrás. Describe esto como una experiencia muy bonita, por el recibimiento de todas las personas.