William Croes | LA PRENSA.- El aumento del bono de alimentación se volvió sal y agua en apenas el primer mes de cobro. Trabajadores que pensaron que podrían aumentar su capacidad de compra con el aumento del cestaticket se llevaron un chasco al ver que gastaron los 42 mil bolívares en dos bolsitas a medio llenar.
El aumento de más del 100 % del ticket de alimentación por parte del presidente Nicolás Maduro que se empezó a cobrar el primero de septiembre ha estado acompañado del incremento progresivo de varios productos de primera necesidad y de higiene personal que comienzan a aparecer en los anaqueles, pero a precio inflado.
Ana Rondón fue una de las señoras que se sintió “buchona” cuando recibió los 42 mil bolívares. Fue a un supermercado y a dos abastos chinos y se le acabó el dinero. “Sólo en el paquete de leche en polvo gasté 5 mil bolívares. Ni hablar de las afeitadoras que están en 3 mil 500 bolívares”, expresa decepcionada la señora.
Carolina Mendoza, docente de economía de la UCLA, indica que el aumento del ticket de alimentación no producirá un mayor poder adquisitivo en los venezolanos. “El aumento de estos beneficios laborales incide directamente en los precios de los productos. Además el aumento salarial es menor al índice inflacionario”.
La pasta, el arroz, mantequilla, salsa de tomate, toallas sanitarias y jabón de lavar son parte de los productos que le han aumentado su precio en las últimas semanas. Consumidores han quedado boquiabiertos con algunos de estos ajustes de los artículos que permanecieron con un rezago en los precios por muchos años.
Mendoza señala que la tarea del Gobierno es controlar la inflación para que los venezolanos puedan recobrar el poder adquisitivo. Aumentar la oferta de bienes y servicios, y controlar la emisión de dinero son medidas que deben aplicarse.