María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Cuando cae la noche, los choros aprovechan de hacer de las suyas en comercios y pequeñas bodegas de las comunidades del oeste de Barquisimeto. Ante esto, los dueños se las han tenido que ingeniar para blindarse y evitar ser víctimas del hampa.
Santamarías, rejas, candados y hasta cámaras de seguridad instalan en sus comercios con el fin de mantener a raya a los choros. En sectores como El Carmen, Los Crepúsculos, Andrés Eloy Blanco, La Caldera y Barrio Unión las rondas de funcionarios policiales son intermitentes.
«Hay que estar encerrados para evitar cualquier inconveniente», dijo Elva Angulo, en Los Crepúsculos, asegurando que a pesar de que no ha sido víctima de hampones, igual tomó medidas de prevención. Contó que tienen santamarías y candados para resguardarse.
Quienes tienen las bodegas y pequeños comercios en sus casas comentan que siempre duermen con un ojo abierto y otro cerrado. «Así es más fácil porque uno está pendiente, porque en la noche es cuando aprovechan», contó Héctor Perozo, un bodeguero de El Carmen.
Perozo dijo que a veces pasan los funcionarios de seguridad en las tardes, pero luego la zona queda sola y ahí es donde aprovechan los malandros para robar y por eso deben estar activos y blindarse ellos mismos con cualquier mecanismo de seguridad que tengan, en especial cerrar bien las rejas y santamarías.
Los comerciantes dicen que los cortes de energía eléctrica también se prestan para que los choros aprovechen de meterse en locales.
Quienes tienen los recursos instalan cámaras de seguridad, siendo otra de las estrategias para estar monitoreando su negocio en las pantallas a pesar que estén con las puertas cerradas.
Hay otros que han optado por tener su bodega totalmente cerrada con rejas y candados y atienden al público entre el enrejado, pues dicen que también hay personas que hurtan cosas de los mostradores.
«Todos tenemos que estar encerrados y bajo llave porque la inseguridad está muy fea», dijo la señora Nancy de Morillo, pues argumentan que siempre hay motorizados que hacen de las suyas en las comunidades que incluso roban a quienes llevan su bolsa de comida luego de comprarla.