Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- Debido a los bajos salarios y a la falta del seguro HCM (Hospitalización, Cirugía y Maternidad), los docentes para cubrir sus necesidades médicas se han visto en la obligación de pedir ayuda a familiares, realizar vendimias y rifas para costear el tratamiento de una enfermedad.
Y es que es casi una sentencia de muerte la que reciben los docentes al diagnosticarle alguna dolencia grave y no poder ni siquiera pagar el costo de las consultas con el salario que mensualmente perciben, pues el valor es superior a lo que pueden pagar con sus ingresos mensuales.
Una realidad que es confirmada por el docente Rafael Azuaje. Cuenta que hace tres meses tuvo un infarto leve que lo dejó una semana hospitalizado y que todos los gastos médicos los cubrieron sus familiares, porque aunque está activo no le alcanza.
«Ahora tengo que seguir el chequeo de las consultas, cada una cuesta 20 dólares y eso no alcanza con lo que ganamos», dice con tristeza debido a que también debe comprar medicinas.
En una situación similar se encuentra el docente Alfredo Barrios, quien es paciente cardiópata, asegura que hace tres añ;os hizo el sacrificio con ayuda de sus familiares de viajar a Panamá para colocarse un marcapasos, el cual debe chequear cada seis meses.
Aunque las enfermedades no esperan para ser tratadas, los educadores destacan que no les queda otra opción más que hacerlo, tal como le ocurre al profesor Luis Arroyo, quien aseguró que no ha podido reunir $1.800 para operarse de cataratas.