Osman Rojas | LA PRENSA.- Merodean las inmediaciones de los hospitales cazando las personas desesperadas. No son fáciles de reconocer porque parecen familiares de pacientes hospitalizados pero ellos no están allí por necesidad sino por negocio. “¿Qué necesita?”, es la pregunta que hacen para atrapar a sus clientes.
Cuando el familiar responde “sangre” empieza la segunda parte del juego. Por lo general no son ellos los que se ofrecen sino que dan un número telefónico alegando que “yo conozco a alguien”, el resto se resume en esperar la llamada del necesitado.
Este es el modus operandi de los bachaqueros de sangre y es que, la crisis en Venezuela es tal, que las personas han optado por vender sus fluidos por 900 mil bolívares cada bolsa de 800 ml.
Lo que pasa con la sangre en los centros públicos demuestra lo dañado de esta sociedad. Lamentablemente en los hospitales hay gente que sólo está pendiente de sacarle provecho a la necesidad del otro y eso es despreciable”, dijo el doctor René Rivas, vicepresidentedel Colegio de Médicos en el estado Lara.
El especialista dijo que el bachaqueo de fluidos no es nuevo. Desde el año 2015, el Banco de Sangre J.J Boada ha presentado problemas con la distribución de reactivos, situación que obliga a los necesitados a buscar vías alternas para salvar la vida de sus seres queridos.
Venimos con una cadena de errores que nos han traído a este punto. En Venezuela no hay conciencia para donar pues nunca se nos enseñó la práctica humanitaria. Además de eso los centros públicos no están aclimatados para almacenar sangre. De qué sirve que vayan 100 personas si no hay dónde guardar las bolsas”, cuestionó Rivas.
Pagar la sangre bachaqueada no es el único problema con el que deben lidiar los familiares de pacientes hospitalizados. Luego de conseguir
al “donante” las personas deben ir a un laboratorio para hacerle los siete exámenes a la sangre que la terminaran aprobando o no. En ese periplo las personas deben gastar otros 700 mil bolívares es decir una bolsa de sangre tiene un coste total de un millón 600 mil.
Estas son las cosas que el Gobierno no ve. Los hospitales están sin reactivos desde hace poco más de seis meses y esto es grave”, denunció César Ribas, coordinador del grupo médico Lara Entera por la Salud.
Tan dramática es la situación con los reactivos que al Antonio María Pineda de Barquisimeto ya no llegan donantes voluntarios. Los pocos que van son familiares que intentan salvar la vida de un ser querido.