Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Seis árboles que tenían más de 40 años de vida fueron talados en la plaza Bolívar de Cabudare el sábado 11 de diciembre por la Alcaldía de Palavecino. La medida causó alarma en los habitantes de la zona, porque se violó el artículo 64 y 65 de la Ley Orgánica del Ambiente, que establece que el Estado debe informar a los ciudadanos sobre las acciones ambientales a ejecutar. Según comentó el presidente de la Comisión de Ambiente del Concejo Municipal de Palavecino, Francisco Castillo, se trata de una intervención a ese espacio porque los árboles estaban enfermos, pero el mandatario local no presentó un plan para reforestar el lugar.
Ambientalistas alegan que tanto en Palavecino como en Iribarren se han visto prácticas de tala de árboles aplicadas por los alcaldes y el gobernador de Lara, Adolfo Pereira, ignorando las políticas de arboricultura urbana debido a que poco se han preocupado por planificar una ciudad con áreas verdes, sembrando las especies adecuadas para el ambiente semiárido que tiene el estado.
«En la plaza Bolívar de Cabudare se talaron 2 árboles de nim, una especie invasiva que levanta las aceras, 2 naranjillos, 1 caoba y un árbol de mamón. El problema no es que se intervenga la plaza, sino la manera cómo se hizo, sin informar a la colectividad. Por eso, desde la Cámara Municipal se solicitó una moción de urgencia donde se instó al ejecutivo local a que explique por cuáles especies serán reemplazados los árboles», indicó Francisco Castillo. Quien precisó que en la intervención de esta especie estuvo presente el síndico procurador del municipio y un fiscal del Ministerio de Ecosocialismo», contó el edil Castillo.
Problema de fondo
«Los políticos ignoran las políticas ambientales. Antes, la Gobernación de Lara tenía el Instituto del Ambiente de Lara (Indalara), ahora se llama Ecosocialismo, póngale el nombre que sea, deben trabajar por el ambiente no por una ideología política. Estamos viendo cómo en muchas partes del país están haciendo árboles de metal, gastan el erario público para hacer árboles de metal o llenan los espacios de cemento. Hay un ejemplo sencillo, la plaza El Encuentro y la plaza Juan Guillermo Iribarren son dos mamotretos de cabilla y cemento. Es muy distinto a los árboles que sobreviven en la plaza La Mora de Barquisimeto», comentó Hildebrando Arangú, experto en derecho ambiental.
Comunicó que en la década de los 70, los gobiernos se encargaron de sembrar árboles de eucalipto por toda la ciudad, en los 80 sembraron acacias, y desde los 90 hasta el siglo XXI empezaron a sembrar nim. Es una especie que viene de La India, que es heliófilo, le encanta llevar sol y en el trópico se desarrolla de una manera bárbara, el problema es que sus raíces sobresalen y dañan la infraestructura urbana, pero ¿quién ha plantado esos nim?, los propios ignorantes del gobierno. Pero algo peor fue lo que hicieron al sustituir los nim por chaguaramos enanos, como ocurrió con la intervención que aplicó la Gobernación de Lara y la Alcaldía de Iribarren en la Intercomunal El Cují-Tamaca. Los chaguaramos requieren de riego diario y en Barquisimeto no hay agua. Además, por el tamaño no pueden anidar las aves, han cometido una cantidad de desaciertos que indican que no se piensan en áreas verdes como un elemento de salud», expresó.
Samuel Pérez, ecologista y habitante de Palavecino, también denunció la tala y quema indiscriminada que se registra en la avenida El Placer, a la altura de una invasión, y en el Valle del Turbio en la avenida Ribereña. «Hay más de 15 vendedores de leña en la Ribereña, una zona protegida, expropiada para alimentar al pueblo, pero no ha alimentado a nadie. Queman los árboles para que sea más fácil talarlos y luego venden esa leña, es un ecocidio por el que nadie paga», manifestó.