Ana Uzcátegui I LA PRENSA DE LARA.-Si hay personas que se empeñan en ser únicos en todo lo que hacen y se llenan de orgullo y regocijo de mostrar su talento y arduo trabajo son los nacidos en Carora, capital del municipio Torres de Lara, población ubicada a hora y media de Barquisimeto. Crearon una raza autóctona de ganadería bovina de alta genética de nombre «Raza Carora»; cuentan con la gastronomía más variada, creativa y suculenta del estado Lara, y se han ganado a pulso varios sitiales de honor, como ser la cuna del maestro Alirio Díaz, embajador de la guitarra clásica mundial y además ser la sede de la única bodega de vinos que tiene Venezuela, que ha ganado 17 medallas internacionales desde 1990.
En la década de los 70 era impensable que en el trópico perenne de Venezuela se pudiera cultivar uvas para la producción de vinos, se creía que esto sólo era posible para países con cuatro estaciones. Los primeros estudios los desarrolló la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), en 1974, tras ser creado el Instituto de la Uva, en El Tocuyo, municipio Morán. Allí se dieron las primeras investigaciones sobre el cultivo de la vid (uva) y su industrialización. Los estudios se intensificaron en 1985, cuando Empresas Polar y la casa Martell de Francia se unieron y crearon «Bodegas Pomar» para fabricar vinos a escala comercial, debido al auge que estaba teniendo el consumo de estas bebidas en el país.
Los académicos determinaron que en toda Venezuela existe sólo una tierra bendita donde se pueden cultivar variedades de uvas europeas con éxito, y ese lugar se llama Altagracia, un pueblo incrustado en el semiárido larense, a 45 minutos de Carora. Para llegar, se transita por una carretera agrícola deteriorada por los años, donde hay tramos de suelos agrietados por la sequía que caracterizan al lugar. En el camino sólo se ven cactus, tunas, algunas casitas rurales, pequeños corrales de animales y el brillo incandescente del sol.
La magia aparece cuando se llega al Viñedo Altagracia, donde hay puro verdor. Las montañas que rodean ese paisaje se conocen con el nombre de Sierra de Baragua y separa el estado Lara de Falcón. Muy cerca converge la Cordillera Andina que separa a Lara de Trujillo, formando unos micro y macroclimas ideales para el cultivo de la uva. Es de tan enigmático encanto el lugar, que por algo grabaron allí en 2002 la telenovela La Mujer de Judas, transmitida con éxito por RCTV.
«La Sierra de Baragua nos da temperaturas en el día de 30 grados centígrados durante todo el año, pero imprime un frescor en las noches que baja las temperatura a 18 grados. Es el clima ideal para que las plantas de uvas se relajen y no quemen azúcares, sino por el contrario los acumulen en sus racimos», explicó Roberto Mendoza, jefe de Viñedos Altagracia, de Empresas Polar, quien contó que cuando se adquirieron los terrenos se cultivaron de manera experimental 22 variedades europeas de uvas, pero sólo siete se aclimataron y adaptaron perfectamente a suelo venezolano, que son las que actualmente cultivan de manera manual en 60 hectáreas. Entre los años 1990 y 1991 pudieron tener su primera cosecha, embotellada bajo la etiqueta de «Villa Altagracia».
En cuanto a los vinos tintos, tienen tres variedades: el Tempranillo que es de España, el Syrah de Francia de la región de Rhône y el Petit Verdot, de la ciudad francesa de Burdeos. De estas últimas especies se crean los vinos Pomar tinto joven, Crianza y Reserva, estos dos son los más selectos porque reposan por varios años en barricas de robles. El Reserva 2020, es edición especial, un vino complejo aromáticamente que no se daba desde 2014, pero que al probarlo, es una explosión intensa de sabor en las papilas gustativas.
Gran esmero
Producir vinos es una tarea de mucha paciencia y todo un arte. Según comenta la enóloga y gerente de elaboración de Bodegas Pomar, Yenitza Escalona, una botella de vino se gesta desde el viñedo, depende de la calidad del racimo, de un buen clima, la mano del hombre que transforma la materia prima y la gracia de Dios. En los Viñedos Altagracia se trabajan los siete días de la semana. Son cultivos que requieren mucha agua y esa zona del municipio Torres es tan seca que no cae una gota de lluvia por seis meses, y la otra mitad del año «parece que va a llover, pero no llueve», expresa Roberto Mendoza entre risas.
Desarrollaron pozos o acuíferos de 200 metros de profundidad y utilizan un sistema de riego por goteo, que es una red de mangueras que se instala a 10 centímetros del tallo de las plantas. Durante los primeros 80 días del cultivo se requieren 10 litros de agua por mata, y en la fase de maduración se aumenta el riego. «La composición de las bayas debe ser entre 80 o 75% de agua y el resto es pulpa. De allí la importancia de agregar más agua para que las uvas ganen todo ese mosto (jugo), y tenga mejor rendimiento», recalca Mendoza, precisando que lo realmente óptimo es que por cada kilo de uvas se pueda elaborar una botella de vino de 0.75 litros.
Una vez que se hace la primera poda, la fase de maduración puede durar 120 días. «La madurez es la que te va indicando el momento en el que puede ser cortados los racimos, pueden pasar 125 días o 130 días, eso va a depender del clima, las condiciones y de la característica varietal que tenga la uva, el equilibro que tiene la acidez y el dulzor, manifestó José Gómez, enólogo de Bodegas Pomar.
Dos vendimias
Las tierras de Altagracia son tan fértiles que son las únicas en el mundo que pueden dar dos vendimias o cosechas de uvas al año, una entre los meses de febrero y marzo, y la otra entre agosto y septiembre. Mientras que los viñedos de Francia, España, Italia, Asia, Canadá o de Suramérica como Argentina y Chile, sólo pueden dar una cosecha. Para celebrarlo y tratar de inculcar la cultura del consumo del vino en Venezuela, Empresas Polar lo celebra a lo grande, creando un evento de dos días que permite a las personas disfrutar del agroturismo, exquisita gastronomía típica de Carora, buena música larense y enseñar todo el proceso de cultivo de la vid, además de la producción y cata de vinos.
Industria
Yenitza Escalona, enóloga, fue la encargada de recibir a las personalidades y adentrarlos en el complicado mundo de la producción de vinos, mostrándoles las Bodegas Pomar a detalle.
«Para producir vinos son muchos años de estudio, pero más que eso es la pasión que tiene cualquier enólogo, porque tenemos que esperar y agradecer que todas las condiciones climáticas se den y que tengamos una materia prima de excelente calidad para cuidarla y mimarla en la bodega y poder llevarla intacta a la botella», mencionó.
Luego que se dan las cosechas, los racimos de uvas se colocan en unas cestas que tienen una capacidad de 25 kilos y se trasladan del Viñedo Altagracia a Bodegas Pomar, en Carora. Allí un grupo de trabajadores selecciona las mejores uvas para extraer los mostos o jugos.
El proceso de elaboración es diferente para vinos blancos y tintos. «Los blancos son prensados con prensas neumáticas, donde extraemos el mosto de la uva, que es fermentado. Lleva un prensado leve, de allí obtenemos los vinos premium. Un prensado mayor da un vino con características más robustas, que destinamos para elaborar Sangría Caroreña Blanca y Sangría La Que Manda, blanca. Mientras que en los tintos, simplemente hacemos una maceración en los tanques. La baya entra al tanque directamente porque en la piel es donde se encuentra su color y ese color debemos extraerlo con unos procesos de remontado que consiste en mover la fase acuosa debajo del tanque líquido y asperjar arriba del tanque para extraer todo el color que nos tiene que dar la variedad de uvas tintas», explicó José Gómez, enólogo.
En 38 años, Bodegas Pomar ha ganado 17 medallas de oro de concursos internacionales. En 2023 ganaron tres premios con la línea de espumosos, Pomar Brut Rose y Pomar Brut.
Festejan el pisado de las uvas& ;
El momento más emotivo de la Vendimia Pomar es cuando se culmina el recorrido por el Viñedo Altagracia y los invitados disfrutan del tradicional pisado de uvas, que sólo se hace para fines turísticos y para enseñar que así era cómo se obtenía el mosto de la uva en época ancestral.
Es la parte más emocionante del viaje y quienes participan, además de bailar mientras se pisan las uvas disfrutan con música y tamunangue. «Yo he ido a varios viñedos en el mundo, en Italia, en Argentina, en Chile. Ninguno es como el Viñedo Altagracia, porque es nuestra tierra, tiene nuestra identidad, hace nuestros vinos y sobre todo lo más maravilloso es nuestra gente. No solamente tenemos el talento, tenemos la alegría que se imprime en los vinos que da este país», expresó la cantante Karina, mientras disfrutaba de una buena copa de sangría rosada.
«Los viñedos y Bodegas Pomar son un regalo de la vida, para saber que somos capaces de grandes cosas, en una tierra árida, seca, pudieron crecer», comentó la periodista, Anna Vaccarella.