José Daniel Sequera | LA PRENSA.- Muy devaluada, así describen los propios albañiles su profesión, que se ha visto duramente golpeada este año ante en bajón en los trabajos de remodelación en casas, debido a lo caro que le puede salir hasta el más mínimo detalle.
“Yo siempre intento no tirarle mucho al cliente, porque sé que está igual de embromado que yo, así que trato de dar los precios bajos, prefiero trabajar y ganarle poco a no trabajar nada”, mantiene José Bueno, quien dice tener más de 15 años en esa profesión.
Bueno añade que ahora los albañailes trabajan para “medio comer”, porque para eso “es que alcanza”. “Por más que digan que uno cobra caro en ocasiones, siempre están los ayudantes y por eso la plata al final no rinde tanto como debería”, especifica.
Con él, coincidió Rubén Guerrero, albañil especializado en trabajos especiales como piscinas, sobretechos y escaleras. Explica que ahora los trabajos vienen muy graneaditos, y no son de cualquier persona.
“Los clientes que tengo ahora es porque son dueños de negocios y tienen con qué pagar insumos caros como la cerámica, porcelanato, pego, cemento, entre muchas otras cosas”, destaca.
Confiesa que incluso los dos últimos clientes que ha tenido son personas que viven en el exterior y le han enviado dinero a sus familiares para que paguen los arreglos. “Siempre son los papás o un hermano el que está pendiente de las obras”, matiza.