Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- De espanto y brinco. Así es como recuerdan los habitantes del municipio Simón Planas el horror y el desespero que vivieron la madrugada de ayer miércoles, viendo como las fuertes lluvias ocasionaban el desborde de los principales ríos de la localidad, los cuales a mitad de la noche arrasaron con todo lo que se encontraban a su paso.
Alrededor de las 10 de la noche la lluvia comenzó a hacerse fuerte, sin embargo los lugareños no sintieron preocupación alguna, pues en la zona es común que eso ocurra. Bastó que pasaran algunas horas para que comenzaran a rezar por todo lo que se les vino encima. Era la 1:00 de la madrugada cuando un grupo de vecinos comenzó a correr de un lado al otro, alarmados gritaban a todos que los ríos Sarare y Saruro habían superado su nivel máximo y amenazaban con ingresar a las viviendas.
«El sonido era horrible, sentí tanto miedo que incluso llegué a pensar que se repetiría la tragedia de Vargas de 1999», recuerda la señora Xiomara Colmenárez con los ojos rojos de todo el sueño acumulado que pesa sobre ella, pues no logró dormir por el temor de que el caudal se expandiera y se llevase todo consigo.& ;
Según comenta la población, desde hacía 20 años no vivían una situación como ésta. Para ellos fue doloroso ver como perdían colchones, ventiladores, televisores, celulares, neveras y hasta documentación.
En los botes de basura se apreciaban todos esos objetos que con tanto esfuerzo pudieron comprar. Detallan que desde que escampó comenzaron a evaluar los daños, deshaciéndose de todo lo que quedó inservible.
En algunas casas se vieron obligados a abrir huecos en las paredes para que el agua pudiese correr y facilitar la limpieza. El barro cubrió los pisos, lo cual generó malestar entre las personas, pues no todos los sectores cuentan con el servicio de agua para poder dejar sus hogares relucientes de nuevo.
Mientras algunos amanecieron con pico y pala en mano para intentar despejar el área, otros como Elizabeth Colmenárez prefirieron seguir durmiendo y encomendarse a Dios. «Contra la naturaleza no se puede pelear. Le dije a mi esposo, vamos a dormir que si nos toca, pues moriremos como los señores del Titanic», declara.
«Si esto ocurrió con tres horas de lluvia, imagínense lo que podría pasar con ocho», alerta con preocupación Jesús Higuera.
«Yo nunca había visto tanta lluvia junta. Tengo ocho años viviendo en esta comunidad y jamás me había tocado vivir una experiencia así», comenta el señor Omar Ramos, quien tiene cinco hectáreas donde siembra plátanos, cambures, guanábanas, caña de azúcar y aguacates, las cuales terminaron bajo el agua o arrastradas.
«Ahora sólo me queda cruzar el río e intentar buscar mis animales así sea muertos para por lo menos recuperar algo«, manifestó.
El Balneario Las Mayitas también se vio gravemente afectado, hasta el punto de que uno de los portones del lugar terminó doblado por la fuerza con la que corría el agua.
LA PRENSA trató de ingresar al emblemático destino turístico para evaluar las afectaciones provocadas por las lluvias, sin embargo el coordinador de dicho lugar, Pedro Franco, impidió el acceso al equipo reporteril, a pesar de que en un inicio había sido autorizada la entrada. Franco explicó que por lineamientos regionales, los medios de comunicación deben seguir una serie de parámetros para poder realizar trabajos periodísticos, sin importar la magnitud de cualquier imprevisto que se presente.& ;