viernes, 22 noviembre 2024
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Al menos 10 sectores de Simón Planas resultaron inundados debido a las fuertes lluvias

Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- De espanto y brinco. Así es como recuerdan los habitantes del municipio Simón Planas el horror y el desespero que vivieron la madrugada de ayer miércoles, viendo como las fuertes lluvias ocasionaban el desborde de los principales ríos de la localidad, los cuales a mitad de la noche arrasaron con todo lo que se encontraban a su paso.

Alrededor de las 10 de la noche la lluvia comenzó a hacerse fuerte, sin embargo los lugareños no sintieron preocupación alguna, pues en la zona es común que eso ocurra. Bastó que pasaran algunas horas para que comenzaran a rezar por todo lo que se les vino encima. Era la 1:00 de la madrugada cuando un grupo de vecinos comenzó a correr de un lado al otro, alarmados gritaban a todos que los ríos Sarare y Saruro habían superado su nivel máximo y amenazaban con ingresar a las viviendas.

Camoruco, San Pedrito, 12 de octubre, La Tronadora, Las Vueltas, Gloria de Lara, Sorfina Brito y Torrellero Agrícola, fueron algunos de los caseríos que terminaron bajo el agua, siendo este último el único en quedar completamente incomunicado.

«El sonido era horrible, sentí tanto miedo que incluso llegué a pensar que se repetiría la tragedia de Vargas de 1999», recuerda la señora Xiomara Colmenárez con los ojos rojos de todo el sueño acumulado que pesa sobre ella, pues no logró dormir por el temor de que el caudal se expandiera y se llevase todo consigo.& ;

El trabajo en equipo fue pieza clave, y es que entre todos se unieron para intentar ayudar a las familias cuya exposición al agua fue mayor. Tal fue el caso de la señora Francisca Pérez, quien a sus 68 años presenta artritis y se encontraba durmiendo cuando fue sorprendida por el escándalo de sus vecinos. Al levantarse de su cama no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, sus pies quedaron completamente cubiertos por el líquido turbio que arrastró consigo piedras, ramas y peces.

Según comenta la población, desde hacía 20 años no vivían una situación como ésta. Para ellos fue doloroso ver como perdían colchones, ventiladores, televisores, celulares, neveras y hasta documentación.

Carla Valera comenta que el río se llevó los papeles de su casa, de su negocio e incluso su pasaporte. Aunque agradece que el incidente no dejó pérdidas humanas, lamenta no haber podido rescatar dichos escritos.& ;

En los botes de basura se apreciaban todos esos objetos que con tanto esfuerzo pudieron comprar. Detallan que desde que escampó comenzaron a evaluar los daños, deshaciéndose de todo lo que quedó inservible.

En algunas casas se vieron obligados a abrir huecos en las paredes para que el agua pudiese correr y facilitar la limpieza. El barro cubrió los pisos, lo cual generó malestar entre las personas, pues no todos los sectores cuentan con el servicio de agua para poder dejar sus hogares relucientes de nuevo.

«En la madrugada se vio gente patinando en el fango, muchos cayeron e incluso llegaron a asustarse por posar la mano sobre anguilas que confundieron con serpientes», narra Carmen Machado, quien añade con dolor que varias viviendas colapsaron en medio del diluvio.& ;

Alfonso Yépez fue uno de los damnificados. Al ver como las lluvias arrecieron, decidió irse a dormir a casa de su mamá en el sector Sabaneta. Al retornar a su humilde morada, se encontró las paredes de adobe en el suelo y no le quedó de otra que sacar sus pertenencias y limpiarles la suciedad.

Mientras algunos amanecieron con pico y pala en mano para intentar despejar el área, otros como Elizabeth Colmenárez prefirieron seguir durmiendo y encomendarse a Dios. «Contra la naturaleza no se puede pelear. Le dije a mi esposo, vamos a dormir que si nos toca, pues moriremos como los señores del Titanic», declara.

Indican que la problemática se debe principalmente a la desatención gubernamental bajo la que se encuentran los ríos y buscos del municipio. Lugareños destacan que hace falta limpieza, canalización, embaulamiento y gaviones que ayuden a prevenir que ocurra una desgracia.

«Si esto ocurrió con tres horas de lluvia, imagínense lo que podría pasar con ocho», alerta con preocupación Jesús Higuera.

«Yo nunca había visto tanta lluvia junta. Tengo ocho años viviendo en esta comunidad y jamás me había tocado vivir una experiencia así», comenta el señor Omar Ramos, quien tiene cinco hectáreas donde siembra plátanos, cambures, guanábanas, caña de azúcar y aguacates, las cuales terminaron bajo el agua o arrastradas.

Otro caso fue el de Yorvit Torrealba, quien se dedica a la cría de ovejos, ganado y gallinas en Torrellero Agrícola. Lleno de dolor expone que la corriente arrastró 17 ovejos y todas sus gallinas, lo cual representa una pérdida considerable del capital que estuvo construyendo durante tantos años.

«Ahora sólo me queda cruzar el río e intentar buscar mis animales así sea muertos para por lo menos recuperar algo«, manifestó.

El Balneario Las Mayitas también se vio gravemente afectado, hasta el punto de que uno de los portones del lugar terminó doblado por la fuerza con la que corría el agua.

LA PRENSA trató de ingresar al emblemático destino turístico para evaluar las afectaciones provocadas por las lluvias, sin embargo el coordinador de dicho lugar, Pedro Franco, impidió el acceso al equipo reporteril, a pesar de que en un inicio había sido autorizada la entrada. Franco explicó que por lineamientos regionales, los medios de comunicación deben seguir una serie de parámetros para poder realizar trabajos periodísticos, sin importar la magnitud de cualquier imprevisto que se presente.& ;

 

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