Cristina Linárez | LA PRENSA.- Escuchar detonaciones, pitos, gritos o sirenas hace que regrese el miedo y el pánico para residentes, especialmente en niños y adultos mayores, de las zonas donde hubo represión durante las protestas de abril hasta julio. Según psicólogos, esto podría tener un tratamiento entre tres a seis meses, dependiendo del caso del afectado.
Luego de más de 100 días de protestas, ahora que reina la calma en las calles, residentes en zonas donde hubo mayor conflicto siguen estando alerta y cualquier ruido “anormal” o “contundente” hace que vuelvan los temores.
“No podemos escuchar un pito, tiros, sirenas o cohetes porque pensamos que vienen otra vez”, dijo Urania Torres mientras apretaba sus brazos entrelazados al recordar cuando los funcionarios de seguridad del Gobierno Nacional disparaban hacia la residencia Los Cardones, en donde ella reside.
Torres asegura que los más afectados son los niños y los adultos mayores. “No hemos tenido una tranquilidad plena después de la represión de los funcionarios”, expresó.
Psicólogos que estuvieron ayer presentes en la residencia haciendo una jornada médica, aseguraron que las personas al verse inmerso de manera directa a una situación critica que jamás en su vida han presenciado, no saben como reaccionar después, y eso debe ser tratado.
Karol Valbuena, psicóloga, explica que lo primero que se debe hacer es una atención especializada con un acompañamiento a la familia, analizar los síntomas, calmarlos y dependiendo de la evolución del afectado se les da herramientas para que afronte los miedos.
El tiempo del tratamiento varía dependiendo de qué tanto haya afectado, pero podría ser entre tres a seis meses. Según la psicóloga no se busca olvidar lo ocurrido, sino saber vivir con lo que pasó y seguir adelante, pero lo más importante es enseñarles a los afectados cómo deben actuar si la situación crítica vuelve a repetirse, siendo algo que se debe hacer con la familia completa.