martes, 5 noviembre 2024
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Adultos mayores se ven obligados a trabajar para cubrir gastos de medicinas y alimentos

Leidi Reyes | LA PRENSA DE LARA.- Ireneo Luque permanece sentado en la calle 20 con avenida 25. Con una mano sostiene una corneta y con la otra un micrófono, frente a sus pies está un bastón y una caja de zapatos que resguarda unos pocos billetes que le servirán para comprar sus medicamentos.

Cuenta que desde hace un año trabaja con la interpretación de canciones para costear sus necesidades, principalmente los medicamentos. «Prefiero trabajar mis últimos años que morirme en una cama. Tengo psoriasis, la crema de 100 gr. cuesta 600 bs y me alcanza para nueve días. Con lo que la gente me colabora, por mis canciones, compro mis medicamentos«.

Luque antes realizaba trabajos de artesanía que eran vendidos en la plaza San José, especialmente en épocas de diciembre, pero empezó a tener problemas visuales y no pudo continuar. Ahora canta rancheras, boleros o baladas en las calles del centro de la ciudad para generar algunos ingresos.

José Ramón Quero, coordinador de Convite en la entidad, revela que el adulto mayor se ve obligado a reincorporarse a la vida laboral y destaca que Lara es uno de los principales estados con esta situación.

«Cuando hablamos de trabajo hay que distinguir porque piensan que el adulto está en una oficina o en una empresa. Pero no, la gran mayoría está en la economía informal porque no tiene oportunidades. Trabajo es cualquier cosas desde recoger latas, chatarra o vender chucherías. No lo hacen para entretenerse«, enfatiza.

Quero apunta que el campo de trabajo, en el sector empresarial, es limitado y se ven en la necesidad de realizar laborales que afectan su salud y su dignidad. «Ellos están enfermos y aceptan trabajos como cargar mercancía, eso les genera hernias porque no están capacitados ni tiene la fuerza para realizar estas tareas. Hay otros que venden en la calle pero reciben burlas, insultos o desprecios lo que afecta su parte emocional«.

Francisco Carmona, coordinador de DD. HH. del comité de pensionados y jubilados del estado Lara, detalla que algunos de los trabajos más comunes, dentro del comercio informal, es cuidar autos y vender chucherías en las calles o en sus casas. «Los que están en cualquier tipo de trabajo lo hacen en la informalidad, porque a nivel de empresas establecidas no hay oportunidad ni para los jóvenes recién graduados«.

Carmona añade que la mayoría de los adultos tienen enfermedades fuertes como cáncer, hipertensión o diabetes que al salir a laboral corren el riesgo de agravar. «Se les complica cuando están enfermos porque deben trabajar para adquirir su tratamiento, pero lo que ganan es insuficiente. Además deben tener una dieta equilibrada por su edad y porque al trabajar tienen un mayor desgaste físico«.

Pablo Barrios, vendedor de 63 años, cuenta para el Diario La Prensa de Lara que hace tres años fue diagnostico con hipertensión arterial y desde entonces toma amlodipino, losartan y atorvastatina. Con recelo admite que es difícil comprarlas porque lo que percibe de la pensión son 130 bolívares y entre los tres medicamentos gasta $10.

«Con la pensión compro comida pero muy poca. Tengo que vender algo para comprar mis medicamentos o buscar otras entradas de negocios porque no me alcanza«, susurró.

El coordinador de Convite en Lara especifica que las principales enfermedades son: diabetes, hipertensión, depresión, afecciones respiratorias y gastrointestinales. Resalta que es frecuente ver una recaída en cualquier patología, especialmente depresión por no tener los recursos necesarios y en las enfermedades respiratorias cuando además de trabajar se ven obligados a cocinar en leña. «Es un panorama desalentador y lo peor es que estamos a años luz de tener pensiones dignas», lamentó.

 

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