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Adultos mayores son más propensos a prótesis por traumatismos o secuela de enfermedad degenerativa

Un fuerte traumatismo en un adulto mayor o las consecuencias del agresivo avance de alguna enfermedad degenerativa de las articulaciones, como la artrosis, los convierte en los pacientes más proclives a las prótesis. Es la advertencia de traumatólogos, ante la necesidad de someterlos al reemplazo articular o la adaptación de una prótesis externa para recuperar la movilidad de su organismo. 

Mientras que en personas de menos de 60 años, por lo general se debe a los daños por diabetes, problemas circulatorios y hasta amputación traumática parcial o por desprendimiento, a causa de un accidente de tránsito.

El desgaste óseo debido a la avanzada edad y más delicado al estar acompañado de un dolor profundo e incapacidad para sujetar o desplazarse es una de las principales razones que hace que un estimado del hasta 90% de los pacientes amerite de la intervención quirúrgica, principalmente para reemplazo articular.

Una realidad para los adultos mayores a nivel mundial

En el escenario de incidencia de artrosis, desde 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que afectaba a 528 millones de personas y el 73% eran mayores de 55 años de edad. Otro registro más reciente es el de la Fundación Internacional de la Artrosis (OAFI) con un promedio de 595 millones de diagnósticos en 2024.

Iraiby Rodríguez, traumatólogo ortopedista y especialista en reemplazos articulares de cadera y rodilla, resalta que la mayoría de los pacientes superan los 60 años, quienes vienen sufriendo el daño degenerativo con deterioro en las articulaciones por la edad biológica. Destaca que las mujeres suelen ser las más afectadas, debido al metabolismo óseo y con determinante influencia del cambio hormonal por la menopausia. Volver a caminar puede ocurrir en 24 horas, de acuerdo a las condiciones del paciente.

«Los eventos traumáticos (caídas) alrededor de estas dos articulaciones (cadera o rodilla) y si se tiene una mala consolidación, puede ocurrir una artrosis. Es una fractura que a largo plazo puede generar esta enfermedad», explica. No descarta las prótesis en pacientes menores de 50 años, con dispositivos externos.

Según el traumatólogo, Antonio Farraie, es importante conocer que las fracturas de cadera son diferentes y determinar el tipo de prótesis adecuada. Supera el 90% de pacientes adultos mayores que sufrió una caída a su propia altura, confirmando la fractura de cuello quirúrgico femoral, entre la cabeza femoral y los trocánteres del fémur (parte superior del muslo).

Su déficit de tejido óseo por edad o artrosis, hace que tenga altas probabilidades de cirugía, evaluando la posibilidad de que se trate de una hemiartroplastia (reemplazo parcial, de sólo una parte de la articulación) o artroplastia (total en cadera y fémur) que aplica más a pacientes de 50 a 65 años.

De allí lo pertinente del acompañamiento a los abuelos, quienes pueden resbalarse, tropezar con algún objeto fijo y hasta perder el equilibrio, al intentar subir a algún lugar más alto. Una situación que puede derivar de un acto tan sencillo, como intentar sentarse en una silla y caer.

En cuanto a los casos de jóvenes, la doctora Rodríguez resalta que no se limitan a los severos traumatismos por accidentes viales, sino también por enfermedades que conlleven a la muerte de la cabeza del fémur (parte superior redondeada del hueso del muslo y que conecta con la pelvis), tal como la necrosis avascular de la cefálica femoral por deficiente riego sanguíneo y muy relacionada con la pandemia por covid-19, como parte de esos efectos secundarios de este virus. Todo dependerá del diagnóstico temprano.

Concuerda el doctor Farraie, precisando que hay incidencia por los daños en pie diabético o problemas circulatorios. «Hay pacientes diabéticos que apenas superan los 50 años con alteración de la circulación sanguínea que tuvo pérdida de oxigenación muscular esquelética, empezando a desarrollarse la necrosis en el tejido», indica Farraie. Los resultados del estudio ecodoppler, determinará hasta dónde hay circulación que es la zona que define la altura para la adaptación de la prótesis externa.

Tal contexto no necesariamente es inmediato, porque se trata de la amputación de la extremidad inferior y que tras varios meses llega a cicatrizar, hasta que el paciente pueda ubicar una prótesis supracondilea (por encima de la rodilla) o transtibial (por debajo de dicha articulación). Un momento en el que es determinante el presupuesto disponible de la familia, en función de la calidad del dispositivo.

Tomar la decisión de usar prótesis

Los especialistas cuando hacen sus recomendaciones, resaltan aquellas de calidad garantizada y duradera hasta por 20 años, tal como lo indica la doctora Iraiby Rodríguez, porque apuestan a un implante seguro y de lo contrario, se tendría la calidad estándar que podría mantenerse de dos a cinco años. Se refiere a dispositivos a base de polietileno de cuarta generación, cuyo costo para cadera ronda los $10.000 y para rodilla en $8.500.

Pero ante las limitaciones económicas, siempre resaltan que sea resistente, liviana y que no genere alergias. Los precios pueden variar, tal como menciona José Ulacio, técnico ortopedista, porque se pueden conseguir prótesis transtibial en titanio liviano desde $1.800 y hasta otras más complejas en $7.000, aquellas que permiten hasta trotar con comodidad pueden oscilar los $20.000. De miembros superiores desde $800 hasta $4.000.

El doctor Farraie precisa que la prótesis por debajo de la rodilla suele ser más práctica, porque al tener esta articulación se puede caminar más fácil. Se ajusta a un muñón, que es el sobrante luego de la articulación, con músculo y redondeado para que al adaptar la prótesis no sienta le presión en el hueso. Se tienen medidas estándares de la amputación, para asegurar la circulación sanguínea y adecuada cicatrización.

Al cicatrizar, el paciente es remitido a terapia o rehabilitación, porque se le debe enseñar cómo va a caminar con prótesis. Además de orientarlo en caso del síndrome del miembro fantasma, al sentir que aún se mantiene y hasta cierto cosquilleo en la extremidad perdida, pero es relativo al corte del nervio ciático al ras (debe ser cortado al máximo). Son reacciones que pueden perdurar por varios meses, generando confusión en el paciente.

Las medidas deben ser exactas y el material será en función del presupuesto familiar, algunas con resinas y combinada con un similar al acero. Lo que se busca es que el paciente recupere sus rutinas, con la libertad de movilidad.

Además del profesionalismo del personal médico, que determina la amputación. Se evalúa de acuerdo a la Escala de Gravedad de Extremidades Destrozadas (MESS), cuya valoración considera el estado de partes blandas, circulación, hueso, cobertura de piel y otros aspectos que definen al paciente como candidato.

De lo contrario, aplican limpiezas quirúrgicas o se instalan tutores externos que permiten proteger la zona por varios meses (puede superar el año, dependiendo del hueso que esté comprometido), hasta que «el hueso haga callo» (cierre la fractura) y pueda recuperarse con el debido tratamiento, terapia y reposo. Todo es relativo, a si el paciente tuvo pérdida ósea, colocándole otro tipo de tutor que ayude a regenerar esa porción perdida.

Es tanta la responsabilidad, que la doctora Rodríguez resalta el seguimiento, para evitar el rechazo de la prótesis, generalmente bajo el riesgo de que se desarrolle un proceso infeccioso. «Por eso es indispensable tomar todas las medidas, antes – durante y después de la intervención», dice y recalca que el seguimiento es exhaustivo con el tratamiento de antibióticos, bajo la correcta dosificación y cumplimiento en horarios. Además de la responsabilidad del paciente y familiares, interesados en la rápida recuperación.

La calidad de vida puede ser restablecida, incluso en la tercera edad, y que el paciente evite una discapacidad.

Toca hacer el esfuerzo y mantener la prótesis

Detrás de una tragedia por un accidente de tránsito en el año 2000 que ameritó la amputación de la pierna izquierda de Harley Giménez, se esconde un hombre que no sabe de limitaciones y se dedica al entrenamiento físico a diario. Pero también se empeña con esfuerzo a mantener su segunda prótesis, incluso con la sustitución de piezas usadas, porque nuevas superan los $5.000.

Precisa que ha realizado el cambio del encaje (une el muñón con la prótesis) y desde 2024 tuvo que cambiar la rodilla, cancelando $2.500 usada, porque su presupuesto no alcanzaba para los $5.500 siendo nueva. El pie tuvo que repararlo, debido a que lo ha conseguido de 2.000 a 3.000 dólares, mientras que uno de alto impacto ronda los $6.000.

«Uno debe arriesgarse y confiando en el buen estado de esas piezas de segunda mano, porque las originales son muy costosas», señala y precisa del cuidado de mantener su peso entre 70 a 75 kilos, para no generar el rechazo de la prótesis por la presión en el muñón.

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Guiomar López

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