Guaro Mirón | LA PRENSA.- Con enormes montañas de basura y su gran parte quemada fue con lo que me encontré en la carrera 3 justo al final de la calle 4 de Asoprado, al oeste de la ciudad. El fuerte olor del humo me tenía los ojos aguados y tosía a cada rato. Mientras eso ocurría, los vecinos me gritaban desde sus casas que el aseo no les pasa y por eso se ven obligados a quemarla.
Unos chamos que jugaban fútbol en plena calle de tierra, pararon el balón apenas me vieron y corrieron a saludarme, mientras yo sufría por el humo a ellos parecía no afectarles, están inmunes desde que nacieron lo están aspirando.
Luego de que los niños se me acercaran los vecinos se sintieron en confianza salieron y me contaron que desde hace más de una década el servicio del aseo es inconstante. Una de las residentes solo llegó hasta el porche de sus casa debido a que está embaraza y no podía exponerse tan de cerca a la contaminación en la quebrada.
En el sector hay varias embarazadas que deben sobrevivir en tan lamentable situación, me explicaron que el humo evidentemente les hace daño pero no tienen a dónde ir y sólo tratan de protegerse cerrando puertas y ventanas para que no pase el pestilente olor.
Vecinos hacen el llamado a entes competentes para que visiten la comunidad y los ayuden a solventar el problema de la basura y de esta manera evitar enfermedades en los habitantes. Manifiestan que de normalizarse el servicio no tendrían que quemarla.