El Guaro Mirón | LA PRENSA.- Ni los muertos pueden descansar en paz. En el “cementerio nuevo” la lista de denuncias por profanación de tumbas es larguísima; esto me tiene preocupadísimo porque allí se encuentran los restos de varias personas a las cuales les tengo aprecio.
Quedé sorprendido en una de mis visitas al camposanto, porque en cada cuadra habían entre cinco a seis restos de urnas fuera de sus tumbas, cada una contenida de la osamenta de quienes ahora ya ni estarán descansando en paz.
Algunos visitantes inocentes piensan que es que la gente se está llevando a sus deudos para enterrarlos en otros cementerios pero no es así, hay muchas tumbas solas porque han sido profanadas. Les roban desde las pertenencias hasta el hueco dónde se encontraba el ataúd.
En lo que va de año las denuncias han crecido, al periódico siempre llega alguien para solicitar ayuda, pero eso se escapa de nuestras manos, lo que podemos hacer es publicar las denuncias porque hasta hablar con José Mendoza, director del Cementerio Municipal se me ha hecho imposible porque ni por teléfono he podido contactarlo. Mis fieles lectores me mandan mensajes a diario, ya tengo una lista larga de quienes se han visto perjudicados y nadie se hace responsable.
Mis consultados aseguran que “los paleros” (brujería) y los obreros que laboran en el cementerio son quienes sacan las urnas de sus espacios y las osamentas para hacer trabajos de la magia negra o revender el hueco, sape gato dije cuando escuché todo esto, es lamentable si es verdad que está ocurriendo esto porque afecta la integridad moral de los familiares de los difuntos.
La inseguridad en el campo que ya no es tan santo cada día se incrementa, las visitas los domingos se acabaron, a muchos les da terror entrar, porque han sido víctima del hampa.