Lorena Rojas | LA PRENSA DE LARA.- El barquisimetano Víctor Rodríguez con su talento y mística como barbero sigue representando a Venezuela, dando lo mejor de sí en cada corte, donde su objetivo es llegar a la perfección.
Víctor Rodríguez comienza su travesía como barbero en 2016, cuando se le despierta la curiosidad por aprender sobre el arte de la barbería, y fue propio su barbero con quien comenzó su formación.
«Le pregunte a mi barbero si me podía enseñar y él me dijo que sí, que me pasara todas las tardes, y así fue, comencé a ir en las tardes, llevaba mi cuaderno y aprendí toda la teoría», dice Rodríguez, destacando que el comenzar a practicar fue una de las cosas más difíciles, ya que a veces se equivocaba.
Pese a que cometía errores, no desmayó, sus ganas de salir adelante y aprender eran mayores a cualquier otro error que pudiese cometer.
«La disciplina y la constancia lo es todo para llegar al éxito», resalta, pues el no rendirse por pequeños errores lo hizo disciplinarse y exigirse a tal punto de aprender de manera correcta realizar los cortes.
«Monté una barbería en la casa de mi suegro, ahí afeitaba a los muchachos del barrio y me iba bien, hasta que se acentúo la crisis económica en el país», resalta, el dinero que obtenía trabajando no le rendía y todo lo gastaba en comida, es por ello que se vio en la necesidad de salir del país.
Rodríguez señala que la primera experiencia que tuvo fuera del país, fue en la ciudad de Valledupar en Colombia, pero la situación era más difícil de lo que se la imaginaba.
«Fue duro, trabajaba debajo de un árbol y tenía que cobrar más baratos que los demás», al llevarse este agrio momento en Colombia decide regresarse a Venezuela, pero pese a que comenzó a trabajar no encontró un sustento.
«Tengo dos hermanos en Colombia y decidí contactarlos, ellos me motivaron nuevamente a irme a Colombia».
Y es así como nuevamente en dos maletas llenas de sueños y muchas ganas de trabajar Víctor vuelve a Colombia, pero esta vez su destino fue la capital, Bogotá, pero una vez más se sintió atrapado, pese a que todos los días salía a buscar trabajo como barbero en ninguna solicitaban sus servicios, por el hecho de ser Venezolano.
Cuenta que una vez en una barbería conoció a un colombiano con el cual intercambió su número de teléfono, pero este nunca llamo «aquí (Colombia) no se puede estar sin trabajo porque tienes que pagara arriendo sino te echan, por eso me toco trabajar en una zapatería, pero sentía que estaba desperdiciando mi talento».
Tres meses después, con un tristeza inmensa de no poder hacer lo que le gustaba, Rodríguez recibe la llamada del colombiano, y este le dice que estaba de encargado en una barbería y que necesitaba un barbero.
«Mi vida después de eso cambió por completo, fui a presentar la prueba en la barbería y les gusto, por fin iba a hacer lo que me gustaba«, comenta.
Pese a que el encargado le había gustado el trabajo de Víctor, quién tenía la respuesta final era el dueño.
«Me pusieron a peluquear el propio dueño, estaba muy nervioso, pero al final le gusto», recuerda. Desde ese momento le fue concedida la oportunidad y recibió el uniforme para comenzar a trabajar.
En constante aprendizaje
Víctor no se ha quedado con los conocimientos básicos en barbería, sus ganas de mejorar en su trabajo siempre han estado presentes y eso le ha permitido aprender sobre diversas técnicas en seminarios y talleres.
«Aprender la colorimetría fue otra experiencia más, otra añadidura a mi carrera», devela. También aprendió a hacer figuras.
«Para mi es un orgullo el dejar en alto a Venezuela, el representar a mi bandera, es una alegría muy grande que mi trabajo sea tomado en cuenta hasta internacionalmente», cuenta, pues actualmente es uno de los ponentes del primer diplomado profesional de organizado por el instituto Sacbe.