Jennifer Orozco| LA PRENSA DE LARA.- Una vez adoptada este tipo de educación por una escuela o por un distrito escolar, debería condicionar las decisiones y acciones de aquellos que la han adoptado. La palabra incluir significa ser parte de algo, formar parte del todo. Excluir, el antónimo de incluir, significa mantener fuera, apartar, expulsar. Estas definiciones empiezan a servir de marco para el creciente movimiento de construcción de las escuelas inclusivas, explica Torres. El mismo significado de los términos inclusión y exclusión nos ayuda a entender la educación inclusiva.
«Esto nos puede servir para resaltar aquellas estrategias que aseguren que las escuelas acojan y eduquen a todos los estudiantes, no sólo a unos pocos seleccionados que encajan dentro de la noción preconcebida de educables. La educación inclusiva, siguiendo este planteamiento, trata de acoger a todo el mundo, comprometiéndose a hacer cualquier cosa que sea necesaria para proporcionar a cada estudiante de la comunidad el derecho inalienable de pertenencia a un grupo, a no ser excluido», declara la doctora.
Torres revela que la inclusión asume que la convivencia y el aprendizaje en grupo es la mejor forma de beneficiar a todos, no sólo a los niñ;os etiquetados como diferentes. Importantes valores subyacentes en una escuela inclusiva, como son: los de aceptación, pertenencia y comunidad, las relaciones personales, la interdependencia, además de la independencia, y la consideración de los profesores y los padres como una comunidad de aprendizaje.
«Una escuela inclusiva ve a todos los alumnos como capaces de aprender y anima y honra todos los tipos de diversidad, como una oportunidad para a- prender sobre lo que nos hace humanos. La inclusión se centra, pues, en cómo apoyar las cualidades y las necesidades de cada uno y de todos los estudiantes en la comunidad escolar para que se sientan bienvenidos y seguros y alcancen el éxito», declara Torres.
Una escuela inclusiva es aquella que educa a todos los estudiantes dentro de un único sistema educativo, proporcionándoles programas educativos apropiados que sean estimulantes y adecuados a sus capacidades y necesidades, además de cualquier apoyo y ayuda que tanto ellos como sus profesores puedan necesitar para tener éxito. Pero una escuela inclusiva va más allá de todo esto, indica la doctora, ya que es un lugar al que todos pertenecen, donde todos son aceptados y son apoyados por sus compañ;eros y por otros miembros de la comunidad escolar para que tengan sus necesidades educativas satisfechas.
Hoy en día, la creciente diversidad de alumnos en nuestro sistema educativo es un importante tema de debate y preocupación. Entre las diferencias se encuentran la lengua, la cultura, la religión, el sexo, la discapacidad, la preferencia sexual, el estado socioeconómico, el marco geográfico y muchas más que denotan la multiculturalidad existente en la escuela. Pero, frente a esta realidad, a menudo encontramos que la diversidad es entendida como un problema, más que como una maravillosa oportunidad de aprender sobre la variedad de vida de otras personas, y también sobre lo que significa ser humano. A nuestro juicio, ser incluido, valorado y respetado por quien uno es en un mundo diverso y plural por naturaleza.
La invitación que la doctora Torres desde la Fundación Sólo Faltas Tú es y será siempre a promover «Una escuela para todos». En la que se practique la convivencia, y la inclusión sea algo más profundo que la autodenominación. Sembremos valores. Y enfoquemos la realidad que viven constantemente las personas con Condición de Espectro Autista y sus familias, en un sistema educativo carente de políticas públicas que garanticen el derecho a acceder a una educación de calidad, con los apoyos requeridos de manera individual y grupal, en donde no se incluye, sino se segrega, o se integra sin dar oportunidades reales en el proceso de aprendizaje.