El avance de esta tecnología abre interrogantes sobre el futuro de las pasarelas como acontecimiento para presentar nuevas colecciones
Un cuarto blanco y estrecho, pero de techos altos, en donde, cual Alicia en el País de las Maravillas, aparecen y desaparecen modelos, prendas, zapatos y carteras tecnicolores a gran escala, haciéndonos sentir ínfimos. Un bosque al lado del mar, en donde una melodía envolvente y los sonidos inquietantes de la naturaleza nos indican que algo está por pasar, y por fin pasa: una mujer vestida en maxiprendas se multiplica en muchas otras que se nos acercan de frente, por los costados y también por atrás. Y un desfile que vemos a través de un óculo rodeado de oscuridad total, hasta que empezamos a sentir destellos a la derecha, a la izquierda; entonces giramos 180 grados sobre nuestro eje y vemos una enorme nave espacial vibrando al ritmo de la música, anclada en ese negro infinito.
Estas son las imágenes, y sobre todo las sensaciones, que dejaron Testing 001, Fragments y Lights & Shines, los cortos de realidad virtual presentados en la última edición del Buenos Aires International Fashion Film Fest (Baifff), que fueron realizados por el laboratorio de innovación español Bermudas Land junto a las diseñadoras María Rocat, Sonia Carrasco y Virginia Vallejo, respectivamente. En un espacio montado para la ocasión en la Mercedes Haus de Mercedes Benz, el público pudo calzarse esos mismos cascos futurísticos que se suelen ver en los eventos donde brillan superestrellas techies como Mark Zuckerberg,& ;Bill Gates y Jeff Bezos.
Toño Cabanelas, CEO y cofundador de Bermudas Land, llegó a Buenos Aires para acompañar la presentación de los films y dar una charla sobre realidad virtual y comunicación en moda. «Lo que está por venir es una revolución de proporciones bíblicas. Ya lo he visto con otras tecnologías. Lo particular en este caso es que en seis meses ha pasado lo que yo preví que pasaría en dos años», dice. Hay razones fundadas para creerle: antes de Bermudas Land fue creativo de Apple (estuvo frente al lanzamiento del iPhone y el iPad en España) y, en 2015, viajó a París a mostrar Fragments a Hermès y Dior. «Quedaron flipados. La primera vez que experimentas con realidad virtual es muy especial, así como un primer beso o la primera vez que tienes sexo.»
La tendencia no está ajena a la polémica. Mientras que la edición 2016 del festival de innovación SXSW en Austin dedicó una conferencia con una posición determinante sobre el tema («Cómo la realidad virtual cambiará la moda»), Vogue publicó la foto de una mujer con las gafas Gear VR de Samsung y un título más precavido: «¿Es este el futuro de la Semana de la Moda?» En cambio, la provocadora revista inglesa Dazed ya sentenció la muerte de las pasarelas: «No parece poco realista plantear que, en unos años, todos podamos ver un desfile como si estuviésemos ahí, pero desde el confort de nuestros propios cascos».
El argumento de Dazed hacía pie en el streaming en 360 que Balenciaga realizó de la presentación de su colección otoño-invierno, en marzo pasado, y del lanzamiento de los Dior Eyes, el primer casco de realidad virtual que la firma francesa diseñó para que su clientela pueda acceder (sin moverse del local) al backstage de su producción mediante «una experiencia inmersiva, apasionante e innovadora». Durante 2015, Rebecca Minkoff, Topshop, Tommy Hilfiger y The North Face también llevaron adelante sus primeros experimentos con esta tecnología.
Pero no es cuestión de emitir ningún acta de defunción. Por ahora, todo lo que la tecnología parece estar haciendo por la moda es inyectarle nueva vida. «La posibilidad de poder ver en 360 grados y con profundidad para tener una inmersión en la moda de esta manera, sea un desfile o un corto de ficción inspirado en una colección, es maravillosa. Es mucho más intenso que sentarse frente a la pasarela: te permite explorar, interactuar, jugar. Con la realidad virtual te sentís protagonista y eso es fortísimo», advierte Susana Saulquin, jurado del Baifff y la socióloga argentina por excelencia que estudia la relación siempre cambiante entre moda y sociedad.
Es posible entonces que lo más interesante de esta tendencia en alza sea la posibilidad de crear nuevos universos fashion en los que el usuario pueda sumergirse a gusto y piacere, apropiándose de la experiencia y, en consecuencia, de la moda misma. «Cada vez que diseño una nueva colección es como hacer una película: no estoy creando ropa, estoy creando un mundo», dijo Ralph Lauren. Si gracias a la realidad virtual hoy los diseñadores están más cerca que nunca de darle plena vida a sus imaginarios creativos, parece ser que la tecnología también habilitará a las personas a transitarlos con libertad.