Caminar por el puente Bolívar, sobre todo en horas de la tarde, cuando las calles están desoladas, se ha convertido en un reto para los barquisimetanos, quienes aseguran que en el lugar aparece un hombre con un sombrero grande que los sigue por el trayecto.
Se trata del espectro de “Lloviznita”. Según cuenta la historia popular, era un anciano al que le gustaba la bebida, era de contextura delgada y siempre se paseaba por el sector. Testimonios de moradores, sólo tenía el vicio de emborracharse, pero no le hacía daño a nadie.
En una oportunidad estaba muy tomado, sin precaución, se sentó en el borde del puente, perdió el equilibrio, se fue de espaldas cayendo al vacío y murió.
Aunque ni cronistas ni historiadores tienen una fecha exacta del hecho acaecido en el puente Bolívar, los vecinos del sector cuentan que desde el momento de su fallecimiento el espectro acompaña a quien por allí aparece.
Tal es el caso de Blanca Silveira, una barquisimetana pionera en el mundo de la astronomía en Venezuela, quien vivía frente a la plaza Jacinto Lara, sabía quién fue Lloviznita, por eso cuando la enfermera que la cuidaba en las noches llegó a su casa pálida por el susto supo que era él.


“Ella venía atravesando la Concha Acústica y sintió a un señor caminar detrás de ella, de repente, en un parpadear de ojos, apareció delante sin haberle pasado por un lado para adelantarla. Detalló que el hombre era flaco, alto y llevaba un sombrero grande”, dijo Valecillos, cronista de la parroquia Catedral, quien se encontraba con Silveira cuando la enfermera llegó desencajada.
Cuando la astrónoma escuchó la historia de su acompañante nocturna, de forma calmada le dijo que no se preocupara porque era “Lloviznita”.
En más de una oportunidad, Valecillos y Silveira compartieron tardes de tertulias y anécdotas. Al ver la reacción de su vecina, Valecillos se sintió muy inquieto por la tranquilidad de su vecina, y sin dudar le preguntó: “¿Y quién es Lloviznita?”. A lo que Silveira le respondió: “Ese era un señor que bebía mucho aguardiente. A diario se la pasaba en el puente Bolívar”, recuerda.
Para Silveira, la compañía de una enfermera era necesaria debido a que sufrió desde pequeña de meningitis, lo que la mantuvo postrada en una silla de ruedas, razón por la cual una enfermera —sobre todo en horas nocturnas— le era muy necesaria. Ella permanecía en la casa de la familia durante toda la noche y en horas de la mañana del día siguiente se iba.
Era una señora mayor que vivía más abajo de la avenida Vargas, por lo que a diario llegaba y regresaba a su casa caminando por el histórico puente Bolívar.
Aunque no todas las personas han visto a “Lloviznita” en el puente Bolívar, hay quienes aseguran que la zona es muy solitaria en horas de la tarde, lo que genera cierto tipo de sensación de que en algún momento puede ocurrir algo paranormal.


Carlos González, quien trabaja actualmente en el centro de la ciudad y que a diario atraviesa el puente, para tomar el transporte público que lo lleva a su casa, dice que aunque no se ha topado el ánima del personaje popular, sí ha percibido sensaciones extrañas al caminar por el puente. “Es como si uno pasara y no estuviera solo. Por eso, yo acelero el paso para terminar la cuadra lo antes posible. Los árboles y el vacío de la Concha Acústica no me agradan mucho”, dice.
Historia del Puente Bolívar
Según la historia, Simón Bolívar, pasó por este puente el 14 de agosto de 1821, escoltado por sus lugartenientes. Anteriormente, era conocido como puente de la Santísima Trinidad en 1806 y luego fue bautizado como puente Bolívar.