La Prensa.- La creencia en los fantasmas es algo que podemos encontrar en casi todas las culturas actuales, así como en las pasadas, dando lugar a numerosas muestras de tradición popular, supersticiones y escritos.
Los primeros textos que tratan las figuras de los espectros datan del Siglo I, con las cartas de Plinio El Joven, y seguirán en fechas posteriores con las obras de Esquilo, Sófocles, Apuleyo, Eurípides, etc…
En estas imágenes los fantasmas aparecían sin sábanas pero si con cadenas, ya que éstas eran el símbolo de todo lo que el difunto había dejado pendiente de resolver en vida, además de sus pecados; o lo que es lo mismo, la pesada carga que condenaba a su espíritu y hacía que no pudiese avanzar y dejar el mundo de los vivos, sus ataduras.
No será hasta el Siglo XIII aproximadamente cuando se empiecen a representar a los fantasmas con sábanas.
Esto tendrá que ver también con la forma en la que eran enterrados los difuntos antiguamente, pues era costumbre que se les envolviese en sudarios (sábanas blancas de algodón o lino), mostrándose por tanto de la misma forma en la que habían sido sepultados.
Y de esta manera llegamos a estas figuraciones más o menos tradicionales en las que los fantasmas aparecen arrastrando de una manera penosa pesadas cadenas, que resuenan en la noche junto a sus lamentos; cubiertos por una sábana que hace que no veamos su figura.