LA PRENSA.- Omran Daqneesh, el niño que en agosto de 2016 se convirtió en símbolo de la guerra en Alepo, sigue viviendo en Siria y así luce 10 meses después de aquella noche que fue rescatado de entre los escombros tras un bombardeo en una zona controlada por los rebeldes.
Un ataque aéreo destruyó el edificio donde vivía. A los tres días, su hermano mayor falleció mientras jugaba en la calle y una bomba cayó sobre él.
“Estábamos en nuestra casa, sentados. Omran y yo jugábamos con el móvil y, de repente, nos atacaron. Yo no podía ver nada, no vi la luz hasta que oí su voz, lo busque y lo agarré, mientras yo sangraba encima suyo, lo llevé a una habitación segura hasta que encontré al resto de mi familia”, contó el padre.