AFP | LA PRENSA.- Desde hace milenios, el hombre está fascinado por Marte. Tras creer equivocadamente vislumbrar canales de agua en su superficie y pensar que podía estar habitado por marcianos, los terrícolas se lanzaron a su conquista y quieren enviar el primer vuelo tripulado hacia 2030.
El planeta color sangre –a causa de la presencia de óxido de hierro en su superficie– lleva el nombre del dios de la guerra. Y conquistarlo no es fácil.
Desde los años 1960, hubo más de cuarenta misiones espaciales al planeta más cercano, más bien hostil con su delgada atmósfera, sus gélidas temperaturas, la aridez de su suelo y tormentas de polvo. Hubo muchos fracasos, sobre todo rusos.
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La Unión Soviética es la primera en enviar sondas al planeta vecino a partir de 1960, pero sufrió una serie de reveses. Estados Unidos obtiene un primer éxito con la sonda Mariner 4 que sobrevuela Marte en 1964, trayendo de regreso imágenes que muestran una superficie árida cubierta de cráteres.
Mariner 9, en 1971, logra una primer puesta en órbita exitosa.
Por su parte, los soviéticos logran posar Marte 3 también en 1971, pero ésta deja de emitir al cabo de unos pocos segundos. Gracias a sus costosos programas Viking, los norteamericanos dan un paso decisivo hacia la conquista de Marte. Las dos sondas Viking 1 y Viking 2 envían con éxito sus respectivos módulos de aterrizaje en 1976.
Lanzado en 1996, el módulo norteamericano Mars Pathfinder es el primero en llevar un pequeño robot móvil a Marte, el Sojourner, franqueando una nueva etapa.