EFE | LA PRENSA de Lara.- La directora médica de Canadá, la doctora Theresa Tam, declaró este miércoles que la pandemia de COVID-19 está empezando a ralentizarse en el país, aunque el número de infecciones se ha duplicado cada 20 días y el país ya tiene 63.403 infecciones y 4.223 muertes.
Las autoridades canadienses habían previsto que en estos momentos el número de muertes se situaría en 3.883. Tam culpó de la mayor mortalidad a los brotes que están padeciendo residencias de ancianos en las provincias de Quebec y Ontario y que han obligado a las autoridades a recurrir a militares para intentar contener la situación.
En estos momento, 700 soldados están desplegados en 13 residencias de ancianos de la provincia de Quebec y se espera que otros 300 sean destinados a otras siete residencias en los próximos días.
A pesar de que Quebec es la provincia más afectada con 34.327 casos y 2.510 fallecimientos, y de que el 75 % de las muertes ocurridas en Canadá por COVID-19 están relacionadas con residencias de ancianos, las autoridades provinciales quieren levantar las restricciones para permitir visitas en las residencias.
Mientras, en Ontario más de 200 residencias de ancianos han sufrido brotes epidémicos de COVID-19. La provincia tiene 18.722 casos de la enfermedad y 1.429 muertos.
Tam también reconoció durante una rueda de prensa hoy que el número de pruebas realizadas para detectar la enfermedad no ha llegado a los niveles que había anticipado el mes pasado pero que en las próximas 24 horas sumarán 1 millón.
Para empeorar la situación, una comunidad indígena situada en una zona remota del norte del país, La Loche, está sufriendo un brote epidémico de COVID-19.
Uno de los objetivos de las autoridades sanitarias canadienses desde el inicio de la pandemia ha sido evitar que las comunidades indígenas del norte del país, que viven en muchos casos en condiciones de extrema pobreza y con graves deficiencias sanitarias, sufran brotes de COVID-19.
Hasta el momento, dos ancianos de la comunidad de La Loche, 2.500 kilómetros al noroeste de Toronto con una población de unas 3.000 personas, han muerto. Además, un hospital de la región está sufriendo también un brote de COVID-19.
Tam explicó que trabajadores sanitarios están visitando todas las viviendas de La Loche para intentar detectar más personas infectadas por la enfermedad.
EFE
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