Agencias | LA PRENSA DE LARA.- A medida que avanzan las campañas de vacunación contra la COVID-19 en todo el mundo, aumenta la aparición de nuevos efectos secundarios. Entre ellos, un grupo de profesionales sanitarios estadounidenses ha detectado que en ocasiones el suero contra el coronavirus provoca la inflamación de los ganglios linfáticos, una reacción que puede confundirse como una señal de cáncer.
El equipo de radiólogos del Hospital General de Massachusetts comenzó a observar que, tras la aplicación de la vacuna contra la COVID-19, algunas personas sufrían la hinchazón de los ganglios de la axila o sobre la clavícula y, al realizar una mamografía o una placa de tórax, aparecían inflamados, según recoge The New York Times.
La hinchazón en la axila fue un efecto secundario reconocido en los grandes ensayos de las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech, según explica el diario estadounidense. En el caso de la primera, el 11,6% de los pacientes declararon tener los ganglios linfáticos hinchados después de la primera dosis, y el 16% tras la segunda. La incidencia de Pfizer-BioNTech parece ser menor, con un 0,3%.
Ante este descubrimiento, la doctora Constance Lehman, jefe del servicio de imagen de mama del Hospital General de Massachusets ha recomendado a los centros encargados de realizar estas pruebas de rayos preguntar a los pacientes con esos síntomas si habían recibido la vacuna contra la COVID, así como registrar la fecha del pinchazo y el brazo en el que se realizó.& ;
En la misma línea se ha pronunciado la Sociedad de Imágenes del Seno, que ha aconsejado programar las pruebas de detección antes de la primera dosis de una vacuna COVID-19 o entre 4 y 6 semanas después de la segunda inyección.
El objetivo es evitar la alarma entre la población y la realización de biopsias de biopsias innecesarias.