Ednelly Evíes.- Varados es como están los artesanos que hacen vida comercial a lo largo de la avenida Florencio Jiménez, vía Quíbor.
Observar un vendedores ambulantes a orillas de la carretera, mientras se transitaba por la zona, hoy en día queda en el pasado, sólo quedan tarantines a punto de caerse con avisos: uvas, queso de cabra, miel; ofreciendo parte de lo vendían y ni un alma tras de ello.
La situación económica ha pegado duro a estos vendedores quienes viven de las ventas que realicen a los conductores que a diario transitan por las importantes arterias viales.
Vendedores y artesanos expresan que tanto la mercancía como las creaciones artesanales cuestan un ojo de la cara lo que les resulta un poco difícil la inversión afectando de tal manera su venta diaria.
Dilcia Tovar, una de las vendedoras, con más de 5 años en la zona, expresa que llegaron los tiempos más difíciles, asegura que para invertir en mercancía necesitan una gran “paca de billete” para comprarse unos calderos, hornos, budare, tapara, miel, queso de cabra y uno que otro dulcito típico.
“Todo ha aumentado en gran barbaridad, antes un caldero se vendía por 14 mil bolívares y ahora llegó para ser vendido en 60”, expresa alarmada la dama, quien asegura que las ventas han bajado en un 70 por ciento pues anteriormente vendían mínimo diez cosas en el día ahora les compran máximo tres, hay días que se van en blanco.
Esto ha hecho que la mayoría de vendedores se instalen sólo los fines de semana y en algunos casos se vean obligados a abandonar sus puestos de trabajo porque no les da para sobrevivir.