Rosalinda Peñaranda | LA PRENSA.- “Si quiere me mata. Lo hace usted o me mata el hambre”, fue una de las expresiones de las más de 400 personas que aquel mes de agosto ingresaron a la hacienda Don Manuel para llevarse una gran parte de la cosecha de maíz.
Julio Anzola, dueño de la Agropecuaria, ubicada en el municipio Crespo aún recuerda con indignación aquel día cuando las personas que residen en las adyacencias de la hacienda, a quienes en varias oportunidades los había apoyado económicamente, entraron y se llevaron no sólo el “rebusque” que es lo que va quedando de lo cosechado, sino también gran parte de la siembra.
Dejar de cosechar maíz, fue la solución más viable a la que llegó tras quedarse corto al implementar medidas de seguridad a las tierras e incremento de robos que se realizaban.
María Isabel Peña, una de las manos derecha de Anzola, explica que era usual que en cada cosecha las personas del pueblo se dirigieran hasta la hacienda para pedir algo de alimentos hasta que la necesidad fue aumentando a tal punto que quisieron llevárselo todo.
El señor Anzola se dirigió hasta la hacienda con funcionarios públicos para que se pusiera un alto al saqueo, pero las personas hacían caso omiso. Expresan que también se originan contantes robos del alambrado de los potreros.
Desde el año 2015 hasta la fecha, los productores calculan que tienen una pérdida en robos de más de 54 millones de bolívares esto plasmado en un informe que tiene el Departamento de Prevención y Control de Pérdidas de la Seguridad Interna de la empresa.Productores y trabajadores se unen a una sola voz para exigir a las autoridades que tomen el control de la situación. Piden que se realicen operativos de seguridad en la zona rural para evitar el incremento de robos. De igual forma piden a la gente que sean más tolerantes y evitar realizar acciones por las que más tarde puedan ser afectados.