Ana León | LA PRENSA.- «Que vengan a vernos. Solo pasan a ver la zona de la comunidad que tiene casas bien hechas y a nosotros no nos ve nadie. Puro para los votos nos buscan», era la queja de los habitantes que están en el sector 1B del barrio La Batalla, al oeste de la ciudad.Unas 90 familias están en silencio gracias al consejo comunal.
En el barrio nadie sabe cómo ubicarlos y el consejo comunal los hace a un lado sin siquiera escuchar sus necesidades.
La urgencia más grande que tienen son casas. En el sector viven en pobreza extrema y los ranchitos los arreglan con sacrificio e ingenio. Luz, asfaltado y cloacas es
otra de las tantas cosas que les faltan.
La mayor parte de las personas tienen más de 10 años viviendo en el sector. A pesar de eso, todavía hay familias que claman a Juan Contreras y Loly Echeverría, voceros del consejo comunal, que les otorguen las casas que «ya tenían asignadas y que ellos sortearon ilegalmente sin pensar en la necesidad de los demás».
Para Petra Fréitez, esta situación se ha repetido en dos oportunidades. La primera vez la excluyeron y le dieron la casa a una señora y en la más reciente le sortearon la casa a pesar de que ya la tenía asignada por el gobierno nacional.
«Yo tengo todos los papeles que firmó Juan Contreras y Loly Echeverría de la asignación de la casa. Mi casa se la dieron a otro y nosotros no tenemos dinero para onstruir una propia», decía Petra en medio de las lágrimas y con mucha impotencia.
Petra es una mujer que sufre de parálisis facial y vértigo, vive en un ranchito con su esposo y su hijo de 19 años y desde que el niño está en pañales está llevando papeles al consejo comunal para que le den su casa.
Los habitantes de La Batalla esperan que, así como los políticos buscan los votos en la comunidad, se apersonen a resolver sus problemas.