miércoles, 6 noviembre 2024
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Las goteras acaban con las paredes de sus casas

Joelis Sosa | LA PRENSA.- Con varias tapas de zinc la fa­milia Mogollón Páez, se las in­genian en tapar cada gotera de su vivienda. El techado tiene más huecos que un colador, sin embargo con las láminas al menos evitan que el aguacero les inunde la casita de adobe y le acabe con todos sus coroti­cos. Esto es parte de la cotidia­nidad de quienes residen en el caserío La Fundación de la pa­rroquia Ágüedo Felipe Alvara­do.

Lidiar con el agua se convirtió en todo un deporte extremo pa­ra las familias quienes ven la época de lluvias como la peor del año. Sus humildes vivien­das no soportan tal cambio de atmosférico y resultan muy afectados que les deja pérdidas materiales.

‘La pared se cayó cuando llue­ve vivimos asustados. Creemos que la casa se nos vendrá enci­ma o que se nos dañarán nues­tros electrodomésticos‘, expre­sa con preocupación Mogollón. Este temor no sólo lo padece ésta familia, quienes residen en más de 300 casas distribui­das en nueve caseríos también guindan de un hilo. La mayoría de estos hogares son hechos de adobe por lo que se ven más afectados, las pare­des se desmoronan como si fuese una galleta.

Miembros de otros caseríos como El Ti­gre, Las Abejas, Cuesta Gran­de, El Alto, Playa Amarilla, Ca­beza de Vaca, Los Planes y otros sufren del mismo mal. ‘Más llueve adentro que afue­ra‘, señala Reiker Jiménez, otro de los vecinos, quien ex­plica que la situación es preo­cupante porque en la zona vi­ven muchas personas mayores y discapacitados.

Marisela Cadevilla, del case­río Cuesta Grande, comenta que en su casa tienen un cuar­to preventivo, donde duermen todos cada vez que llueve, por­que las precipitaciones pare­cen que fueran dentro de su casa, todo se inunda. Este cuar­to es de bloque y está en bue­nas condiciones por ello cuan­do caen unas gotas lo ocupan todos.

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