Daniela Valladares | LA PRENSA.- En el primer trimestre de lo que va de año 2017 se han registrado 17 protestas y quejas de vecinos por fallas con el servicio del agua potable, así como también del aumento de la tarifa en varias zonas del municipio Iribarren y Palavecino.
Los sectores como Cabudare (Piedad Norte, El Amanecer, El Recreo, El Tamarindo, El Trapiche y El Amanecer), Los Tulipanes, Brisas de Carorita II, El Vidrio, Veragacha, El Sisal, barrio 5 de Julio, 19 de Abril, Pavia y La Carucieña, son algunas de las comunidades que han tenido que soportar desde 15, 20 y hasta 30 días sin el vital líquido.
Oswaldo Rodríguez, dirigente vecinal de El Jayo parte alta, al norte de la ciudad, denuncia que la distribución siempre estuvo programada, es decir, dos días fijos a la semana les llegaba el agua por tubería, sin embargo desde hace más de un mes dejó de ser así para esa zona.
“Nos surtimos del pozo La Cañada y cuando el caudal está bajo nos vemos afectados porque llega con poca presión o no llega nada y cuando eso ocurre no nos compensan el día perdido, se convirtió en algo de suerte”, cuenta Rodríguez, quien por la situación debe gastar hasta 18 mil bolívares para llenar el tanque de su casa a través de camiones cisternas y así palear la crisis que atraviesan 370 familias del sector.
Roxana Escalona, residente de El Tamarindo en Palavecino, explica que desde hace 6 meses desapareció el agua en 5 sectores de la zona. Cansados de excavar en la tierra y de cancelar 3 mil bolívares por pipa de agua a los camioneros, solicitaron apoyo a Hidrolara para que solvente la falla y les activen el pozo El Placer pero hasta los momentos continúan esperando por respuesta.
En otros sectores como El 5 de Julio, al oeste de la ciudad, los vecinos denuncian que el líquido llega sólo tres veces por semana y 2 horas en la madrugada. Por eso el trasnocho forma parte de su cotidianidad ya que deben levantarse de madrugada para poder llenar algunos tobos y así asearse, preparar los alimentos y lavar lo esencial.
“Es poco lo que podemos resolver porque el agua no llega con muy poca fuerza, o sea un hilito y uno tarda mucho esperando que se llene un tobo”, narra Simón Álvarez, vecino del barrio quien asegura que hace 6 meses la situación pintaba otros colores porque todos los días tenían el servicio y por más horas.