En medio de falla de servicios básicos viven habitantes del barrio Santo Domingo de la parroquia Concepción, al suroeste de Barquisimeto. A pesar de contar con las conexiones para el suministro de agua, cloacas y servicio eléctrico ninguno funciona de manera adecuada, por lo que residentes hacen un llamado a las autoridades para que tomen en cuenta sus necesidades.
Son más de seis años que tienen esperando que el agua les llegue por las tuberías de forma constante, en la transversal 5 se supone que deben recibir el servicio por lo menos cada 15 días, pero eso no se cumple.
A menos de dos metros de la puerta de la casa de Félix Brito están las dos llaves de paso que maniobran los obreros de Hidrolara cada 15 días para surtir de agua a más de 200 familias, pero a pesar de la cercanía el agua a su casa no llega. «Cuando abren la llave el tubo debe llenarse por completo para que llegue a mi casa, pero la presión es tan baja que eso no sucede», recalca.
A esto se le suman dos filtraciones que se encuentran ubicadas a tan sólo una cuadra, por la cual el agua que no llega a las casas se pierde por la calle hasta llegar al río Turbio. Esta es una situación que ya en varias oportunidades ha sido notificada a Hidrolara y a través de la VenApp por varios vecinos, con la esperanza de que se resuelva, pero hasta la fecha no lo han hecho.
En Santo Domingo pagan por agua
Para los vecinos de Santo Domingo ver cómo el agua se desperdicia es muy triste, debido a que ante la falta del líquido algunas familias deben pagar para llenar su pipas o tanques. Zenaida Rea asegura que las pocas veces que llega el agua es entre las 11:00 y las 12:00 de la mañana, pero lo que dura no les alcanza para surtirse. «Ese tiempo no es suficiente», lamentan. De manera que no les queda otra opción que llamar a los cisterneros a los que les pagan dos dólares por una pipa, y para 15 días por lo menos serían cinco si no lavan la ropa, de lo contrario les toca pagar 12 pipas.
Pero no siempre todos los habitantes de esta humilde comunidad cuentan con el dinero suficiente para pagarle a los camiones que venden agua, por lo que más de uno baja hasta el río Turbio a llenar bidones y cuanto envase puedan para surtirse, aunque esta agua no esté apta para el consumo humano. Los que viven cerca del estadio de la comunidad aprovechan cuando hay actividades en el campo deportivo para tomar agua de allí.
A pesar de contar con agua, las instalaciones del estadio están deterioradas, la cerca oxidada y los tubos se están cayendo, y las demarcaciones del campo no se notan; sin embargo, los mismos vecinos se la pasan atentos para recoger cualquier rama larga que consigan y las amarran a los tubos de la cerca para que se sostengan.
En el sector Colinas de Navarro, de Santo Domingo, la situación es aún más crítica, pues tienen más de 15 años sin contar con el servicio de agua. Para Antonia Mendoza las esperanzas de que esta penuria terminara era la activación del pozo de la hacienda Santa Rita, un proyecto que permitiría suministrar agua a las comunidades del suroeste de Barquisimeto.
A inicios del mes de febrero los habitantes de Santo Domingo realizaron una asamblea de ciudadanos y acordaron resguardar el pozo con miras a su reactivación, entre todos limpiaron el lugar, llegaron con machetes, escardillas y rastrillos dejando despejado el pozo.
En abril Hidrolara realizó la conexión; sin embargo, hasta la fecha ese pozo sigue sin funcionar, no ha salido ni una gota de agua de allí. Según le informaron a Mendoza, a la hidrológica sólo le hace falta la colocación de dos tableros eléctricos por parte de Corpoelec para ponerlo en completo funcionamiento. De ponerse en marcha este pozo se lograrían beneficiar no sólo las comunidades de Santo Domingo, sino también las de La Ventosa para un total de unas mil familias que tendrían agua por tubería.
Entre aguas negras
Además de los desbordes de agua potable, a los vecinos del sector Colinas de Navarro les toca convivir con el mal olor, debido al colapso de la red de aguas servidas que ocurre desde hace más de tres años.
Yngrid Luna no ve la hora de que esto sea resuelto, las aguas sucias recorren las calles y casi entran a las casas, pues las tanquillas están ubicadas entre el porche y la acera. Ella reconoce que autoridades han enviado personal en más de tres oportunidades a esta zona en lo que va de año para descongestionar las cloacas, pero hasta ahora no han logrado resolver nada y eso es preocupante.
«Hasta técnicos de Hidrocapital trajeron para descongestionar las cloacas el pasado 22 de octubre, pero en esa oportunidad toda esa podredumbre salió en casa de una vecina, justo en el patio», según informaron los funcionarios volverán, pero no dijeron cuándo ni qué gestión es la que corresponde hacer para despejar la red de aguas negras. Este colapso afecta a unas 200 familias.
Sin servicio eléctrico
En medio de las necesidades de la comunidad, 14 familias no cuentan con el servicio eléctrico desde hace dos meses. Yajaira Suárez, una de las afectadas, cuenta que en el sector 2 con calle 2 el cable de alta tensión se partió y eso los dejó sin suministro eléctrico.
Cuando llegaron los funcionarios de Corpoelec, en horas de la noche, revisaron el daño con la luz de una linterna de celular y diagnosticaron que es necesario colocar 45 metros de cable de alta tensión para restablecer el servicio, de eso ya pasaron más de 45 días y aún los vecinos esperan la reconexión.
Entre tanto, los cables que van de una casa a otra dan muestra de la solidaridad ante la necesidad del otro. Aunque las neveras ni los aires acondicionados se pueden encender, con la energía que toman de los vecinos cubren lo básico para el día a día. En las noches con las lámparas recargables iluminan las casas y los frentes, pues sin ellos la oscuridad sería total.
Ante tantas necesidades, esta comunidad clama por una pronta solución.