Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- «Tener el nombre del comandante no nos ha servido de nada», suelta con indignación Yasmeli Andrade, habitante de la comunidad «Chávez por siempre». Haber sido bautizada con el mismo nombre de Hugo Chávez, quien en vida impulso el «Socialismo del siglo XXI» y dio paso al modelo político que rige a Venezuela, ha sido la mayor condena para quienes residen en esta zona ubicada al oeste de Barquisimeto.
Vecinos del populoso sector resumen el calvario que han tenido que vivir durante los 11 añ;os que tiene de fundada la comunidad, pues las fallas en el servicio de luz, aguas blancas, cloacas desbordadas y viviendas ranchificadas están a la orden del día.
Fueron 12 ranchitos que en el añ;o 2011 dieron paso a la comunidad, que paulatinamente fue creciendo hasta llegar a reunir hoy a 201 familias que con esfuerzo y trabajo mancomunado han logrado sacarla adelante y sin la ayuda de ninguno de los gobiernos que han pasado por el estado en la última década.
«Si algo debemos reconocer es que esta comunidad se ha caracterizado por ser tranquila y unida. Todos nos ayudamos y aportamos un grano de arena para verla fortalecida y sin ningún tipo de necesidad», contó Andrade, líder del sector.
Como una de las fundadoras, Yasmeli precisa que en «Chávez por siempre» no ha habido progreso y mucho menos desarrollo, por el contrario, han quedado invisibilizados ante el Gobierno.
«Nosotros relativamente estamos en una zona céntrica y ni así nos han visitado. El único que caminó por estas calles fue el alcalde, Luis Jonás Reyes, nos llenó de promesas y más nunca los volvimos a ver», comentan con indignación los vecinos que afirman sentirse cansados de que les pinten pajaritos en el aire para terminar siendo engañ;ados.
Los dirigentes vecinales han llevado ante los entes competentes un sinfín de proyectos que incluyen luz, aguas blancas, cloacas y viviendas, pero nadie se apiade de su condición de gente humilde.
El principal calvario al cual han tenido que hacer frente ha sido la sequía. Para ellos hablar de agua es como referirse al «oro», y por tal motivo la cuidan como el tesoro más preciado de sus hogares.
«Eso es lo que más necesitamos. Ya basta de tener que andar cargando tobos de casas de los vecinos o pagar a camiones cisternas que nos desangran los bolsillos», dice Yesenia Saidel, quien detalla que un tanque puede llegar a costar hasta $5, y sólo les rinde para una semana.
«A nosotros ni siqui