Euseglimar González | LA PRENSA de Lara – Como si se tratara de un campamento de supervivencia, así sobreviven los residentes de El Garabatal por la falta de agua, gas y comida. El día para ellos comienza a las 7:00 de la mañana cuando deben bajar al Río Turbio para poder cargar tobos con agua y así poder tener en sus viviendas.
Los vecinos de la calle 3 con vereda 3 protestaron porque tienen dos meses sin el servicio de agua potable, pero a esto se unió un rosario de quejas por la falta de gas doméstico, la distribución de las bolsas del CLAP y el colapso de una cloaca en una de las viviendas.
«De esa vereda el gobierno se olvidó. Tenemos dos meses sin el suministro de agua, soy asmática y aun así me tengo que meter a un pozo para poder sustraer agua a gravedad porque en mi casa hay niños que deben comer», soltó Gisela Pineda, una de las vecinas afectadas.
Gisela explicó que no sólo la falta de agua le afecta, pues en su casa hay un desbordamiento de aguas negras desde hace tres años, y que hace dos semanas trabajadores de Hidrolara llegaron hasta la vivienda y le aseguraron que iban a llevar un camión Vactor, para destapar la cañería, pero aún lo esperan.
«No es justo que nosotros tengamos que bajar hasta el Río Turbio para poder lavar la ropa allá y traer agua en pipas y tener en las casas para por lo menos bajar las pocetas», comentó María Alvarado, vecina.
Desde bien temprano los habitantes de El Garabatal deben buscar agua en el río y llevarlas a sus casas, pues a veces no pueden cancelar los 90 mil bolívares que les cobra el cisternero por cada pipa.
La preocupación de los vecinos aumentó cuando se enteraron de los casos positivos por coronavirus en el país, detallaron que una de sus interrogantes era cómo se lavarían las manos constantemente con agua si desde hace más de 60 días no cuentan con el servicio.
«Queremos agua, queremos agua», gritaban los vecinos de la zona, mientras que mostraban cómo los grifos estaban secos. Exigieron a Hidrolara o a la gobernadora Carmen Meléndez que les dé solución, pues ya no saben a dónde dirigirse.
También denunciaron la falta del CLAP, detallaron que desde que el presidente Maduro dijo que a todas las comunidades debían llegar los alimentos, por la cuarentena social, aún esperan que los encargados de la distribución les pidan el dinero. Contaron que hay familias que no tienen nada que comer y que esas bolsas pueden ayudar a muchos.
A punta de leña
Los residentes de El Garabatal no sólo sobreviven buscando agua en el río, sino que también deben hacerlo con la leña. Tienen tres meses que no les llegan los cilindros de gas doméstico.
Un grupo de vecinos baja todas las mañana hasta el terreno baldío de Titicare, sector que queda muy cerca del Río Turbio, desde allí comienza la faena para poder buscar la leña y trasladarla en los hombros, en un recorrido de media hora aproximadamente, hasta sus viviendas.
«Aquí debemos cocinar en fogón porque desde hace varios meses no sabemos lo que es cocinar en hornillas. Lo que estamos padeciendo en esta comunidad es inhumano«, comentó María Rodríguez, otra de las afectadas.
Los vecinos aseguraron que aunque saben que el humo es dañino para los niños y personas de la tercera edad, que sufren de& ;neumonía& ;o cualquier problema respiratorio, están de manos atadas y deben cocinar para que todos puedan alimentarse. En medio de la protesta los habitantes pidieron que la gobernadora los visite.
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